viernes, 12 de diciembre de 2008

Sobre el 9 de diciembre: Cesare Pavese


Pareció que los referentes volvían a ser estrellas de esta sesión por encima de su protagonista: “Por los ambientes que retrata, Pavese me recuerda a Faulkner, por su filosofía respecto a la escritura, que no por el estilo, a Hemingway.” No paró aquí la cosa, salió otro: “Faulkner era más rebuscado, Pavese es más lineal, en él no hay tanto artificio, pero su sencillez es engañosa, tras la apariencia popular de sus temas, la simplicidad está muy trabajada. La estructura narrativa, plana, minimalista, me recuerda a Chéjov.”
Sin embargo, muy pronto el italiano impuso su recia personalidad también entre los novelantes. “Pavese es muy difícil de imitar porque habría que imitar al hombre, a la personalidad. Su desolación es inimitable. Es uno de esos escritores de los que salen pocos cada siglo. Su lenguaje es muy sensual, de trazo fuerte y muy poético, y por eso es complicado traducirlo. Él mismo tradujo a los escritores más difíciles de la lengua inglesa, Melville, Dos Passos, Faulkner…”
¿Y su novela De tu tierra, de la que hablábamos? “Se me ha hecho muy larga, es muy densa, he tenido que leerla por etapas”. “El estilo del libro es muy bronco, he tenido la sensación de que no quería llegar a mí como lector”. Debe de ser que Pavese “no recurre a los típicos trucos para enganchar, a personajes con los que identificarse, a anticipaciones”. Ey, “de hecho, sí que acude a la anticipación, al final de la novela, justo antes de que Talino asesine a Gisella, hay una anticipación, un par de párrafos antes, que resulta muy sorprendente, porque no ha acudido a ese recurso en ningún momento, ¿y qué falta hace entonces, cuando ya te tiene pillado?”. Desde luego, “no es buen narrador, no hace bien las anticipaciones, es verdad, pero es que no le interesa”.
¿Y Berto? “El protagonista de la novela, qué personaje más desagradable, se percata de todo lo que se cuece a su alrededor pero se deja llevar y también manejar” Y no sabe evitar que la tragedia se desencadene. Y así, “el sordo duelo de astucias”, como definió Pavese su novela, se resuelve de la peor manera “y te das cuenta, al final, de que estás leyendo otra crónica de una muerte anunciada”, pero sin sentimentalismos esta vez, para qué, “total, sólo es una mujer”. Muy duro, tan duro que se planteó la pregunta de si a Berto se le puede identificar con Pavese: “Considerando que se suicidó, cabe suponer que sí.” Y, sin embargo, “la sorpresa fue que se suicidara”, al menos por lo que respecta a la gloria literaria, la ganó en vida, se trató de un escritor muy popular en su tiempo, muy influyente, y en el momento de su muerte, era firme candidato al Nobel. “Seguramente no lo logró por su militancia comunista”.
De Pavese, pasamos a nobeles que sí llegaron a ser, a la contra o a favor del gobierno de turno, nacional o mundial: Sholojov, Naipaul, Solyenitzin, Coetzee… pero eso es otra historia, ¿quizá otro cartel?

jueves, 11 de diciembre de 2008

Baile de fin de año



Por votación popular, bailamos las dos últimas sesiones previstas del cartel y cambiamos uno de los títulos. De Clarice Lispector, vamos a comentar La hora de la estrella, más fácil de encontrar en librerías que la novela inicialmente prevista. Será en la sesión del febrero, la última del cartel.
Para encontrarnos a la vuelta de las navidades, el 13 de enero, nos quedamos con Norman Mailer, Los tipos duros no bailan.
Desde esta penúltima entrada del año (tranquilidad, aún falta publicar la reseña de la sesión de Pavese del martes pasado, sabemos que la estáis esperando ;), os invitamos a proponer títulos para el próximo cartel de Novelantes: ¿qué lecturas nos esperan? Felices fiestas a todos.

lunes, 1 de diciembre de 2008

9 de diciembre: Miserias italianas


Cesare Pavese nació en Santo Stefano Belbo, un pequeño pueblo del Piamonte italiano, en 1908, y se suicidó a las 42 años. Al hablar de este autor, resulta difícil sustraerse al hechizo de una estrofa: “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, será como dejar un vicio, como ver en el espejo asomar un rostro muerto, como escuchar un labio ya cerrado. Mudos, descenderemos al abismo.” Al igual que su diario, El oficio de vivir, y La luna y las hogueras, considerada su obra maestra, el libro de poemas Vendrá la muerte y tendrá tus ojos se publicó póstumamente.

Después de haber escrito su tesis de licenciatura sobre Walt Whitman, Pavese se consagró a la crítica literaria y a la traducción, sobre todo de autores norteamericanos. Detenido en Calabria por su oposición al régimen fascista, escribió en la cárcel su primer poemario. Aquí tenéis la posibilidad de disfrutar de "Lavorare stanca" en italiano:

A Trabajar cansa le siguen diversas novelas. Entre las primeras que publicó se encuentra De tu tierra: Berto, un mecánico turinés que no tiene donde caerse muerto, acompaña a Talino a su pueblo, tras salir ambos de la cárcel; el fragmento seleccionado corresponde a lo que se encuentra la primera noche que pasa en casa de la familia de su compañero de celda:

Me dan luego de cenar en una habitación que parecía una bodega. Tomamos la sopa casi a oscuras, rodeados de mujeres y niños y tantas moscas que casi se masticaban. Los niños estaban amontonados en el suelo, con la escudilla en las rodillas. El plato principal de los mayores era el vino.

Las chicas bebían más que yo. Eran cuatro. Me entero de que la que había llevado agua a los animales se llamaba Miliota. Tenía veinte años, pero el cutis de un hombre de cuarenta, y recordaba el grueso plato en que comía. Casi todas estaban descalzas y, aunque debajo de la mesa pisaba pies, ninguna se quejaba de dolor. Nos servía una abuela que era la madre de todas las chicas y de Talino. Iba de un lado a otro para llenar las escudillas de sus nietos y le decían: “Siéntese, mamá”, pues, al agacharse, gemía y siempre tenía a alguno entre las piernas. Viendo a las hijas, parecía imposible que las hubiera podido parir. Pese a lo acartonada que estaba ahora, asustaba pensar en la espalda y las piernas que debía de haber tenido de joven. El viejo Vinverra, con el sombrero puesto, no dejaba de observarnos a todos por encima de su cuchara mientras sorbía su sopa.

Cesare Pavese, De tu tierra

Más sobre Pavese en:

jueves, 13 de noviembre de 2008

Sobre el 11 de noviembre: Bioy Casares


Bioy Casares, ¿influido o influencia? Ni con treinta grabadoras se hubieran podido registrar todas las referencias que recorrieron esta reunión de Novelantes, ¡menudo repaso a la ciencia ficción! Novela influyente, La invención de Morel es “cita constante cuando se habla de realidad virtual” (y no podemos dejar de anotar una curiosidad: un personaje de Perdidos, Sawyer, la lee en un capítulo de la serie). Aquí insistiremos en la referencia más repetida durante la reunión; influencia, en este caso, pues fue para Bioy Casares un maestro: Jorge Luis Borges.

Anda que para no ir a discutirle a Borges —como decíamos en la anterior entrada— ese prólogo en el que califica de perfecta la trama de La invención de Morel… Incluso a un novelante a quien le gustó la novela (bienvenido, por cierto) le chirrió: “La trama tiene un defecto, pasa demasiado tiempo desde que el protagonista descubre la invención hasta el final”. Si ya lo decía el propio Borges, “perfección es ausencia de defectos, no presencia de virtudes”. Acabáramos, qué fácil es burlarse de las palabras, ¿no?

Quien propuso esta lectura comenzó indicando que La invención de Morel “podría considerarse la novela que nunca escribió Borges”. Sí, sí, le contestaron, pero “un Borges borracho”. A semejante correctivo replicó que él mismo se había sentido decepcionado en la segunda lectura: “No comulgo con la forma, parece que todo se tenga que cerrar en cada punto, las frases son muy cortas, intentado aportar el máximo.” Hubo acuerdo al respecto y una nueva comparación con Borges, que “sin perder densidad, es más claro”.

El abogado de Bioy Casares se atrevió a apuntar que para el año en que se escribió, 1940, resultaba original (también lo decía Borges, pero, vigilemos las palabras, él hablaba de imaginación razonada en lengua castellana) y esa nueva defensa fue respondida aún más rápidamente: La isla del doctor Moreau, de H.G. Wells, es anterior. “De acuerdo, la idea es la misma pero La invención de Morel es una vuelta de tuerca y es más metafísica”, contestó. Esta vez la réplica fue terminante: “¿Has leído a Borges? Eso sí que es metafísica”.

Metafísica o no, ésta es una novela dedicada a “dar vueltas sobre la memoria y los recuerdos” y eso suena bastante metafísico: “¿Somos lo que recordamos o aquello por lo que esperamos ser recordados alguna vez?” Lo que se plantea en su argumento resulta cruel: “El protagonista nunca puede relacionarse con los demás habitantes de la isla, todo lo vive en su imaginación. Nunca sabe dónde está, rodeado de fantasmas, ¿lo es él mismo?”

La invención de Morel puede verse como “una obra formal, correctita, con muchísimas influencias y muy minuciosa en las descripciones, una novela que demuestra oficio, pero no tiene alma”. La máquina de Morel puede verse como un intento fallido de otorgar verosimilitud a lo narrado, que así les pareció a algunos, pero también, alegó la defensa, como la “hilazón de la novela, mientras su protagonista observa que su propio cuerpo se descompone”. Y le da igual. “Éstá condenado al olvido en una isla y busca remedio. En la última página condensa toda su vida y deja un ruego”, una plegaria conmovedora para quien ha asistido a su drama.

“Quédate con eso, quédate con lo que te dejó esa novela la primera vez que la leíste, entiendo que te marcara, intenta no perderlo”, le aconsejaron. ¿Vale la pena luchar por conservar la emoción sentida en una primera lectura en vez de quedarse con la decepción vivida en la segunda?

martes, 4 de noviembre de 2008

11 de noviembre: Memoria de la realidad


"En español, son infrecuentes y aún rarísimas las obras de imaginación razonada. Los clásicos ejercieron la alegoría, las exageraciones de la sátira y, alguna vez, la mera incoherencia verbal; de fechas recientes no recuerdo sino algún cuento de Las fuerzas extrañas y alguno de Santiago Dabove: olvidado con injusticia. La invención de Morel (cuyo título alude filialmente a otro inventor isleño, a Moreau) traslada a nuestras tierras y a nuestro idioma un género nuevo. He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta." Lo dijo Borges es su prólogo a La invención de Morel y no seremos nosotros quienes se lo discutamos.

La invención de Morel, un clásico de la literatura latinoamericana, es quizá la obra más famosa de Adolfo Bioy Casares; su protagonista, un fugitivo sentenciado a cadena perpetua por "un error de la justicia" que huye a una isla desierta y, asustado por la sorpresiva música de un fonógrafo y la súbita aparición de un grupo de personas, debe ocultarse en los pantanos para no ser descubierto. ¿Pero era necesario esconderse?

En la imagen, la portada de la primera edición de la novela, que Bioy Casares dedicó, por cierto, a Borges. Ellos se lo guisan... Y así comienza:

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. El verano se adelantó. Puse la cama cerca de la pileta de natación y estuve bañándome, hasta muy tarde. Era imposible dormir. Dos o tres minutos afuera bastaban para convertir en sudor el agua que debía protegerme de la espantosa clama. A la madrugada me despertó un fonógrafo. No pude volver al museo, a buscar las cosas. Huí por las barrancas. Estoy en los bajos del sur, entre plantas acuáticas, indignado por los mosquitos, con el mar o sucios arroyos hasta la cintura, viendo que anticipé absurdamente mi huida. Creo que esa gente no vino a buscarme; tal vez no me hayan visto. Pero sigo mi destino; estoy desprovisto de todo, confinado al lugar más escaso, menos habitable de la isla; a pantanos que el mar suprime una vez por semana.

Bioy Casares, La invención de Morel

Más sobre Bioy Casares en:

jueves, 16 de octubre de 2008

Sobre el 14 de octubre: Kate Atkinson


Entre Bastidores, "una novela que engancha", "los personajes prometen desde el primer capítulo" (también es cierto que quien lo dijo no había pasado de ahí :) Son los tímidos comentarios con que abrió fuego el frente masculino. Desde luego que estamos ante "una visión diferente a la de un hombre", apuntó uno. Es evidente en ese recordar la II Guerra Mundial desde dentro de las casas, en la importancia que se concede a las pequeñas cosas a lo largo de toda la novela, una novela de objetos. De hecho, mediante pies de página para explicar un reloj, unas viejas fotos, unos botones con forma de flor… se construye esta "antisaga" de mujeres condenadas a vivir la misma insatisfacción, a repetir los mismos errores, comenzando, casi siempre, por "casarse con el hombre equivocado".

El papá de Julia terció en otro sentido, para él, la vida de estas mujeres va a mejor: "Bunty siempre cuida de sus hijas, a su pesar, porque no las quiere, pero las niñas están con ella hasta el final; a diferencia de su madrastra y su abuela, no muere sola, muere junto a sus hijas." Pero desde el frente masculino insisten: "Qué papel tan secundario y desagradable tienen los hombres en esta novela, ¿no?" El frente contrario ataca con armas distintas, el estilo: "Es irónico, mordaz, limpio y bien adjetivado, parece sencillo, pero todo está muy controlado". Y eso que de este libro rebosan historias: "Kate Atkinson es el tipo de escritor que me gusta, generoso, como Ondtaaje. El material de Entre Bastidores da para varias novelas". Algunos escritores han construido toda su carrera con menos.

Aparte del recurso de los pies de página, destaca otro hallazgo en la novela: la narración en primera persona, al estilo Tristam Shandy, que permite seguir a la protagonista, Ruby, desde que la conciben ("¡Existo!"), "pero siempre desde su punto de vista, así que no se sabe la parte de su vida que ella bloquea". Una narración, con trampa, en primera persona y otra complementaria: la saga contada a base de pies de página. Ambas narraciones se entrelazan y el talento derrochado para diferenciarlas en estilo ("Cuando Ruby habla, sabes que es ella") requiere, a cambio, la implicación del lector.

"Lo que pasa es que te metes mucho en las historias, cuesta seguir la novela por los pies de página." Nada que no se compense con un poquito de esfuerzo, en eso estuvimos de acuerdo. Aunque ese mismo punto fuerte de la novela, su complejidad narrativa, junto con el empeño de la autora en introducir elementos de realismo mágico y de inexorabilidad en la trama, lleve a los personajes a extremos, y ahí, lo lamentamos, "se acaba perdiendo credibilidad". El final, una pena acabar con otra nota crítica, es otro punto flaco. Mientras que a lo largo de la novela "no hay puntada sin hilo", en los últimos capítulos se cae en lo fácil, como recurrir a una psicoanalista. Hay impaciencia por terminar, se trata de un final precipitado, parece menos trabajado, "se nota que quiere acabar la novela". Impaciencia de escritor primerizo, la aceptamos, ¿verdad?

martes, 7 de octubre de 2008

14 de octubre: Secretos de familia


Entre bastidores (traducción un poco simplista del título original), el debut literario de la británica Kate Atkinson, resultó todo un éxito tanto de crítica como de ventas cuando se publicó en 1995. Ganó el prestigioso premio Whitbread al mejor libro del año (frente a "vacas sagradas" como Salman Rushdie), así como el premio francés Lire, al año siguiente, entre otros. Y, además, una legión de lectores que le han sido fieles desde entonces a pesar de los múltiples y variados cambios de registro que ha ido experimentando su obra (hasta llegar a la trilogía protagonizada por el detective Jackson Brodie).
Una evolución sorprendente, pero siempre con un sello original propio e inconfundible: un estilo preciso, cuidado e irónico (incluso mordaz) que hace que sus novelas se lean "solas".

Lamentablemente, aún no ha encontrado su sitio en el mercado editorial español, por lo que sigue siendo una gran desconocida para el lector en este país. Los Novelantes le ponemos remedio a esta situación con la lectura de la que muchos consideran su mejor novela. Y que nadie espere la típica historia de una saga familiar, porque Atkinson no está por la labor. Para ir abriendo boca, aquí van un par de fragmentos:

A Bunty no le gusta la promiscuidad que supone despachar a los clientes. Tiene la sensación de que, en realidad, no está vendiendo comida para perros y gatos, periquitos de vez en cuando, sino que se está vendiendo a sí misma. Como mínimo, piensa, cuando trabajaba para el señor Simon ("Modelia-Moda femenina de calidad") la faena consistía en vender cosas prácticas, vestidos, corsés y sombreros. ¿Pero qué tenía de práctico un periquito? Y, lo que es más, tener que ser educado con todo el mundo, en todo momento, no era normal. (George, en cambio, ha nacido para eso, para charlar con la gente, hacer el mismo comentario sobre el tiempo veinte veces en una mañana, arrastrarse, humillarse y sonreír y, después, arrancarse la máscara nada más salir de escena. Los hijos de los vendedores —yo y Chekhov, por ejemplo— cargan con un estigma por haber sido testigos de cómo sus padres se degradaban de un modo tan penoso).

Bunty tenía grandes esperanzas puestas en la guerra. El modo en que acababa con cualquier certeza tenía algo de sugerente, abría nuevas posibilidades. Betty dijo que era como lanzar monedas al aire y preguntarse de qué lado aterrizarían —y aumentaba las probabilidades de que algo emocionante le sucediese a Bunty; en realidad no importaba si se trataba de un hombre increíblemente guapo o de una bomba... todo significaría un cambio, en un sentido u otro.

Kate Atkinson, Entre bastidores

Más sobre Atkinson en:

  • En Barcelona. En un blog en castellano hemos encontrado (milagro de los milagros) una entrada sobre la nueva novela de Atkinson When Will There Be Good News?, no publicada en España.
  • The wonderful unofficial Kate Atkinson website. Página web no oficial (en inglés y sin actualizar) de Kate Atkinson. Incluye un par de relatos.
  • La mirada femenina. El escritor Lorenzo Silva habla sobre la "mirada femenina" de sus escritoras preferidas, Jane Austen, Virginia Woolf y Kate Atkinson.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Sobre el 9 de septiembre: Mercè Rodoreda


“¿Pero de verdad queréis hablar todo el rato de símbolos, en vez de sobre lo bien que escribía esta mujer?” La reunión dedicada a La plaza del Diamante tomó unos derroteros distintos a lo que esperaba quien la propuso (qué raro). “El palomar es un símbolo de la República. Todo coincide, con Quimet, prosperan juntos, van decayendo a la vez. Y para rematarlo, el segundo marido de Colometa, a quien tan bien le va con ‘el régimen’, es estéril e impotente, ¡no puedo creer que sea casual, eso tiene que significar algo!” Naturalmente, no todos estuvimos de acuerdo.

Como La plaza del Diamante es la novela de un personaje, la Colometa-Natalia se llevó la mayor parte de la jornada. “Personaje artificioso”, eso seguro, (“el ocultamiento continuo de sus opiniones es excesivo, el artificio llega demasiado lejos”), ¿y qué? “Para qué tratar de entenderla, tan sólo hay que seguirla”.

¿Y Mercè Rodoreda? Una mujer torrencial, difícil, enigmática. “De todas sus novelas, sólo han perdurado las que escribió con más de 50 años”. ¿Extraño? Como ella decía, esa vida extraordinaria tuvo que vivirla a la fuerza. Había que superarla. Y escribir seguramente fue un refugio, aunque hubo otros. Como Romanyà, por cuyos caminos, como explicaba la autora en el prólogo a Espejo roto, se imaginaba paseando y charlando con sus personajes. Y algo más. La reunión se cerró con una sorpresa, un hecho por ella misma confesado: Rodoreda era esoterista. La muerte y la primavera, la novela que se publicó inconclusa y póstumamente: “Eso sí que es simbolismo”.

¿No os habéis quedado con ganas de más?

lunes, 1 de septiembre de 2008

9 de septiembre: Vola, colometa


En el año Rodoreda, no podíamos dejar escapar La plaza del Diamante, su novela más traducida y una de las grandes obras de la literatura universal. Un baile que no existió, en el entoldado de la plaza, en la juventud de la autora… y décadas de vida, qué vida, y saber literario destiladas para suerte de todos nosotros, novelantes.

I em vaig tornar a girar de cara a la porta i amb la punta del ganivet i amb lletres de diari vaig escriure Colometa, ben ratllat endintre, i, com d'esma, vaig posar-ma a caminar i les parets em diuen que no els passos, i vaig ficar-me a la plaça del Diamant: una capsa buida feta de cases velles amb el cel per tapadora.

Mercè Rodoreda, La plaza del Diamante

Más sobre Rodoreda en:

  • Joc de Miralls La UOC, la Fundació Mercè Rodoreda y la Institución de las Letras Catalanas se han puesto de acuerdo para lanzar esta preciosa página web con cantidad de información sobre Mercè Rodoreda y su obra (vídeos, textos, lecturas...) estupendamente presentada. Para explorar con tiempo.
  • Fundació Mercè Rodoreda La página web de la Fundación resulta, por el contraste, decepcionante. Quizá lo más interesante sea la galería de imágenes, que incluye cuadros pintados por la escritora (el logo de la Fundación está inspirado en uno de ellos, Copa y cerezas).
  • Sección Rodoreda en Corpus Literari Ideal para quien vaya con prisa, incluye una breve nota biográfica y artículos sobre la autora.

martes, 15 de julio de 2008

A la vuelta del verano, más

Dos grandes damas nos esperan a la vuelta del verano. La novela de Kate Atkinson Entre Bastidores está prevista para la sesión de octubre. En la reunión de septiembre, la protagonista será Mercè Rodoreda. Por cortesía de Google Vídeos y el administrador de Cuchitril Literario (muchas gracias, Palimp), aquí tenéis la entrevista realizada a la autora en el mítico programa A fondo:



El 10 de octubre se cumplen cien años del nacimiento de Rodoreda y Barcelona, y el barrio de Gràcia en particular, hierve en actos de homenaje. Algunos han pasado ya, como la exposición Mercè Rodoreda: La mort de la innocència, una lástima habérsela perdido (resumen de alguien a quien no se le escapó). Para otros, estamos a tiempo, aquí van unas cuantas propuestas veraniegas:


miércoles, 9 de julio de 2008

Sobre el 8 de julio: Heinrich Böll


"Mi verdadero ámbito es la guerra y todo lo que tiene que ver con ella, pero hoy en día no hay nadie que quiera leer u oír hablar de la guerra, y trabajar sin ningún tipo de eco te vuelve loco". Lo decía Böll para justificar por qué decidió abandonar como objeto principal de sus obras aquello que más le marcó, su participación en la II Guerra Mundial (podéis leerlo en la tesis referenciada en la entrada 8 de julio: Dignidad).

Como escritor, intentó dejar la guerra de lado, pero ésta nunca le dejó. “Una guerra que se pierde no interesa, pero la presencia de la guerra es constante en Opiniones de un payaso”. Ésas ya son palabras de novelante, en respuesta al desconcierto de quien propuso la novela, que, al releerla, no encontró lo que recordaba. Sin embargo, aunque las referencias al pasado nazi no son tantas y son sutiles —un punteo alrededor de la fallecida hermana del protagonista—, resultan demoledoras, como el fragmento reproducido abajo. Otra novelante desconcertada encontró que de la novela sólo recordaba un breve pasaje la vuelta a casa del payaso en autobús tras haber pasado la noche con Marie, pero es que había olvidado haber empezado a leerla muchos años atrás. Aquello se grabó en su memoria.

Momentos coleccionados, como los del payaso, “tan sincero, tan íntegro, que está en cortocircuito con la sociedad” y que, a lo largo de la novela, “va quemando sus naves”, llamada tras llamada, mientras desnuda a quien está al otro lado de la línea, gracias a su “místico don de notar olores por teléfono” (palabras, ahora, del payaso de Böll) y, con ellos, las miserias de sus interlocutores.

Al final, tras dejarnos a los novelantes con “un buen retrato del carácter germano”, trazado a través de “un personaje de rarísima sensibilidad” (asimismo retratado a partir de sus recuerdos de los ratos pasados con Marie, sus reproches a la secta que se la roba, a su propia y extraña familia, sus rutinas…), Böll abandona a su payaso, tan solo como al principio, porque —dignidad, ante todo— prefiere perder hasta su último marco “antes que pasar por el tubo”.

martes, 24 de junio de 2008

8 de julio: Dignidad


El libro que seleccionamos para comentar este mes, Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll, es la peripecia de un hombre que ante una situación difícil opta por preservar, ante todo, su dignidad. Böll es un autor cuyos textos están plagados de referencias a un pasado que no se puede ni se debe olvidar.

De vez en cuando, cuando estábamos en clase entre dos alarmas, a través de la ventana abierta oíamos auténticos disparos de fusil y cuando mirábamos asustados hacia la ventana nos preguntaba el profesor Brül si sabíamos lo que aquello significaba. Nos enteramos, desde luego: otro desertor era fusilado allá en el bosque, "He aquí lo que les ocurrirá" dijo Brül "a todos los que se niegan a defender nuestro santo suelo alemán, contra los judíos yanquis". Hace poco me encontré con él, ahora es viejo, canoso, profesor en la Escuela Normal, y pasa por un ciudadano de "honroso pasado político", porque nunca fue del partido.

Heinrich Böll, Opiniones de un payaso

Más sobre Böll en:

jueves, 15 de mayo de 2008

Sobre el 13 de mayo: collage

A esta sesión, de lectura libre, sólo una persona nos hizo llegar un relato propio que trataba sobre el tema del día, una reunión, aunque, paradojas de la vida, no pudo asistir por culpa de un virus y no precisamente de los informáticos. Los demás prefirieron seguir el camino, menos arriesgado, de leer un libro y comentarlo. Allí había de todos los colores: El corazón de las tinieblas, de Conrad, que tan poco tiene que ver con la película que en teoría es su adaptación, Apocalypse Now; El hombre que fue Jueves, de Chesterton, en el que tantas reuniones hay y de calibres tan distintos; La mitad sombría, de Flavia Companys… Hubo mucha discusión en torno a Paralelo 42, de John Dos Pasos, y muchos más libros, como os podéis imaginar, pero, como muestra, bien valen estos botones.

lunes, 5 de mayo de 2008

13 de mayo. Nuestra excusa: una reunión

En la próxima sesión de novelantes, lectura libre. La única condición, que la obra escogida, propia o ajena, trate sobre una reunión. Dedicamos esta entrada previa a esa sesión a nuestra cita favorita, Novelantes (cuál va a ser), a anunciar el próximo cartel:

  • 10 de junio. El gran plagiador: Ricardo III, William Shakespeare
  • 8 de julio. Dignidad: Opiniones de un payaso, Heinrich Böll
  • 9 de septiembre. Vola, Colometa, vola: La plaza del diamante, Mercè Rodoreda.
  • 14 de octubre. Secretos de familia: Entre bastidores, Kate Atkinson
  • 11 de noviembre. Memoria de la realidad: La invención de Morel, A. Bioy Casares
  • 9 de diciembre. Miserias italianas: De tu tierra, Cesare Pavese
  • 13 de enero. Reinventando palabras: La pasión según G.H., Clarice Lispector
  • 10 de febrero. Sexo y drogas en la Costa Este: Los tipos duros no bailan, Norman Mailer

lunes, 14 de abril de 2008

Sobre el 8 de abril: Sándor Márai


Esto es la crónica de un desencuentro. Bueno, de un montón de desencuentros. Todos habíamos leído El último encuentro, pero eso… ¿cuántas novelas son? Una diferente para cada uno de nosotros. Nos enfrentamos a todas las preguntas que se plantean en una novela en la que hay muchas preguntas, 41 años de preguntas, y cada cual aportó su respuesta, ¡todas distintas! ¿Por qué Krisztina dice que Kónrad es un cobarde? Porque no mata al General. Porque prefiere huir sin romper las convenciones sociales… ¿Ella sabía que Kónrad apunta al General con una escopeta para matarlo? Pues claro que sí, pues claro que no. Buf. ¿Por qué el General actúa como actúa? Actúa como un soldado, como un hombre de honor. Porque está enamorado. Porque es un capullo orgulloso… ¿Por qué vuelve Kónrad? Porque el criminal siempre vuelve al lugar de los hechos. Porque con su vuelta pide perdón, porque su amistad con el General es lo más importante...

Nos dejamos llevar por la trama de la novela. Está claro, ¿no? Y eso que las tramas de Márai son tan sólo la excusa para explorar un mundo que él sabía que moría ("Márai es probablemente el único escritor húngaro con nostalgia del Imperio Austrohúngaro"), pero es que las teje y las desteje con tanta pericia…

El encuentro llegó al valorar la novela. Está muy bien escrita, resulta sorprendente que Márai logre expresar relaciones complejísimas en tan sólo tres líneas. Era joven y burgués pero convence, ¡y cómo!, cuando escribe sobre la vejez y la pobreza. ¿Y el amor? Tantas y tantas formas de amor expresadas…

Sin embargo, nuestro encuentro dura sólo unos instantes. ¿Es una novela folletinesca? ¿No os resulta maniquea? ¿No creéis que la forma no deja ver el fondo? ¡Sí! ¡No! ¡Vuelta a empezar!

Todavía más sobre Márai en:

  • La extraña. La sándormanía continúa. Desde este enlace puede descargarse el primer capítulo de La extraña, la novela de Márai que acaba de editar Salamandra.

martes, 1 de abril de 2008

8 de abril: ¿Vencedores o vencidos?



El último encuentro es un título representativo del escritor húngaro Sándor Márai. Una conversación en la que se descubren secretos del pasado suele ser el núcleo de sus obras. Generalmente considerada la mejor novela de Márai, fue, además, la primera que publicó Roberto Calasso, el editor italiano que lo redescubrió, 10 años después de la muerte del escritor.

Tras aquella primera edición en Italia, se han sucedido reediciones superventas de las obras de Márai en todo el mundo. ¿Por qué las novelas escritas a mediados del siglo pasado por un olvidado escritor centroeuropeo se han convertido en bestsellers de nuestro tiempo? Lo veremos en la próxima reunión de Novelantes. Hasta entonces, como de costumbre, un fragmento y algunos enlaces:

—Me vas a responder a dos preguntas —dice el general, inclinándose también hacia delante: habla casi entre susurros, de una manera confidencial—. A dos preguntas que tengo planteadas desde hace décadas, desde que te espero. A dos preguntas a las que solamente tú puedes responder. Ya veo que crees que quiero preguntarte si aquella mañana, en la cacería, tuviste de verdad intención de matarme, o si sólo fue imaginación mía. Al fin y al cabo, no ocurrió nada. Incluso el instinto del mejor de los cazadores puede fallar. Veo que también crees que la otra pregunta sonaría así: ¿fuiste amante de Krisztina? ¿Me has engañado tú y me ha engañado ella, en el sentido más real, vulgar y miserable de la palabra? Pues no, amigo mío, estas dos preguntas ya no me interesan. A estas dos preguntas ya has respondido, ha respondido el tiempo y ha respondido Krisztina también, a su manera.


Sándor Márai, El último encuentro

Más sobre Márai en:

  • "El bestseller que volvió de la muerte", por Leopoldo Brizuela. «Hay un misterio en las novelas de Sándor Márai, en el silencio de sus personajes, en la oscura motivación de sus acciones y sus reposos tensos, en las sombras de esos escenarios opulentos y decadentes, ya para siempre perdidos». Trabajadísimo artículo, recomendado, para leerlo con tiempo.

  • "Historias húngaras: Sándor Márai", por Gregorio Morán. Seguramente escrita de manera apresurada, es una pieza interesante para conocer la peripecia de la obra de Márai en España.

  • Blog de Sándor Márai (en inglés). Con unos años de retraso, la sándormanía llega a los países anglosajones. En este curioso blog, podréis descubrir los protagonistas barajados para la versión de Hollywood de El último encuentro, un enlace para la versión húngara de la película y que Jeremy Irons ha sido el general en los escenarios londinenses.

sábado, 22 de marzo de 2008

Sobre el 11 de marzo: Jorge Amado

A pesar de que nos pareció desacertada la sinopsis de Gabriela, clavo y canela publicada en el homenaje que el portal mexicano RedEscolar rindió a Jorge Amado en su fallecimiento, su semblanza del autor es un buen comienzo:

Jorge Amado vivió casi noventa años, Jorge Amado recorrió la vida en medio de una lucha por denunciar las injusticias. Jorge Amado, a pesar de las huellas que una infancia miserable y un mundo atroz dejaron en él, escribió sobre la vida, sobre el amor y sobre el mar. Y lo hizo con esperanza.

El progreso y con él, la esperanza, es el hilo conductor de Gabriela, clavo y canela. "Espíritu libre", "masculina" en sus afectos, pero mujer, al fin y al cabo, o, quizá mejor, animalillo… Un buen rato dándole vueltas a Gabriela no sirvió más que para darnos cuenta de que es sólo una idea, "un personaje mal construido" en una novela en la que sólo hay un protagonista, el Brasil del cacao.

Es innegable "el oficio de Amado" , su pericia para lograr que la novela enganche, "a base de anticipaciones", aunque "tarde mucho en arrancar". Es una lástima que un "buen plan", organizado a partir de cuatro cantos a otras tantas mujeres, culmine con un "final apresurado".

Gabriela, clavo y canela se lee bien, es ligera, pero "ese punto fuerte de la novela, es también su punto débil, pues lo que nos deja es una sensación de irrealidad". ¿Pero quería Amado otra cosa? "Madame Bovary es Madame Bovary. Gabriela es otras cosas." Es "una vuelta de tuerca al personaje de Otelo" (Nacib), trasladado a un Brasil en el que lo primitivo se funde con el progreso (Gabriela y Mundinho, mano a mano) para vencer a un pasado (los coroneles) empeñado en permanecer. Es un "elogio del buen vivir". Es un "culebrón de alta escuela", muy digno y muy, muy divertido.

Para celebrar lo que hemos disfrutado con este culebrón, aquí va el momento “medias negras”, las que la adúltera Sinhàzinha llevaba en el momento en que su marido la asesina junto a su amante, el dentista Osmundo, recién llegado de la ciudad:

En el bar, Ari Santos (…) se inclinó sobre la mesa para susurrar el detalle:
—Ella estaba toda desnudita…
—¿Del todo?
—¿Entera? —La voz golosa del Capitán.
—Todita… Lo único que llevaba eran unas medias negras.
—¿Negras? —Nhô Galo se escandalizaba.
—¡Medias negras, oh! —El Capitán chasqueaba la lengua.
—¡Desvergonzada!... —condenó el doctor Mauricio Caires.
—Debía de estar preciosa. —El árabe Nacib, de pie, se figuró de repente a doña Sinhàzinha desnuda, con medias negras. Suspiró.
El detalle constaría después en los autos. Un capricho del dentista, sin duda, chico de la capital, nacido y formado en Salvador, de donde había llegado meses atrás a Ilhéus tras graduarse, atraído por la fama de aquella tierra rica y próspera. Le fue bien. Alquiló el bungaló en la playa y allí mismo instaló el consultorio (…). Con todo, no fue en aquel consultorio tan bien montado en la sala de delante, sino en la habitación, donde el hacendado encontró a su mujer, sin otro atavío —como contaba Ari y constó en los autos— que unas “depravadas medias negras”. En cuanto al doctor Osmundo Pimentel, estaba completamente descalzo, sin medias de ningún color ni cualquier otra ropa que cubriese su arrogante juventud conquistadora. El hacendado disparó dos tiros sobre cada uno, definitivos. Hombre de encomiada puntería, acostumbrado a acertar en el blanco en la oscuridad de los caminos, durante las noches de reyerta y emboscada.

Jorge Amado, Gabriela, clavo y canela

Todavía más sobre Jorge Amado en:

sábado, 1 de marzo de 2008

11 de marzo: ¿A qué sabe el amor?


En Gabriela, clavo y canela, Amado nos muestra multitud de personajes pero siempre intentando reflejar el "alma" brasileña (encarnada aquí por Gabriela y Nacib). Es el retrato de un Brasil que se está enriqueciendo con el cacao (muy distinto del Brasil sertanero y pobre de Tieta de Agreste).

En la trama se entrelazan un romance con complicaciones posteriores y una peculiar lucha por el poder en Ilheus.

(Gracias por el comentario, Fran).

Aquí tenéis los fragmentos prometidos. Por si la referencia a las "medias negras" suscitara alguna duda perversa, de ellas se hablará largo y tendido, prometido, es uno de los momentazos de la novela:

Chico Pereza y Pico Fino iban de mesa en mesa por el bar lleno, sirviendo a unos y a otros, pescando de vez en cuando un detalle de las conversaciones (…) Nacib maldecía a la vieja Filomena. Precisamente en un día de esos, con tantas novedades y semejantes acontecimientos, le había agarrado la idea de irse, dejándolo sin cocinera. Yendo de mesa en mesa, participando de las conversaciones, bebiendo con los amigos, el árabe Nacib no podía entregarse por completo al placer de los comentarios (…) Historias como aquella de amores ilícitos y venganza mortal con detalles tan suculentos ¡Medias negras, Dios mío! no sucedían todos los días. Y él estaba obligado a salir dentro de poco tiempo en busca de cocinera, en medio de los retirantes llegados al mercado de esclavos.

Aquel día el viejo estaba satisfecho y conversador. Finalmente el sol había reaparecido, el viejo plantador lo sentía en la espalda curvada, en las manos huesudas, dentro del corazón también. A los ochenta y dos años de edad, aquel sol de la mañana era su diversión. Su mejor alegría. En la época de las lluvias sentíase desdichado, se quedaba en la sala de visitas sentado en su silla austriaca atendiendo gente (…) Pero cuando hacia sol, a las diez de la mañana, estuviera con quien estuviese, se disculpaba, tomaba su bastón y se venía a la plaza. Se sentaba en un banco del jardín, donde no tardaba en aparecer alguien para hacerle compañía. Sus ojos se paseaban por la plaza, se detenían en el edificio de la Intendencia. El “coronel” Ramiro Bastos contemplaba todo aquello como si fuese propiedad suya. Y en cierta forma lo era un poco, pues él y los suyos gobernaban Ilheus desde hacía muchos años.

Jorge Amado, Gabriela, clavo y canela

Más sobre Jorge Amado en:
  • Sede de la Fundación Casa de Jorge Amado, con retratos que le hizo su mujer, Zélia Gattai, y extensos comentarios de cada una de sus obras, incluyendo el contexto en que las escribió (en inglés, francés y portugués)
  • Especial Jorge Amado con motivo de su fallecimiento, con fragmentos de Gabriela, clavo y canela y un apartado sobre el autor y las telenovelas brasileñas (!)

viernes, 22 de febrero de 2008

Flores para el jarrón

Flores para el jarrón ¿Buen título, no? Aún faltan algunos para quemar el primer cartel (en unos días colgaremos fragmentos seleccionados de Gabriela, clavo y canela para ir haciendo boca), pero en la última reunión ya se habló de alguno nuevo. No se sabe si en broma si en serio, allí salió Soy un escritor frustrado y... Flores para Algernon (sí, de ahí viene). Ahora que viendo el debate en comentarios... está claro quién no puede faltar en el próximo: ¡Billy el Chispa!
¿Alguien se anima a concretar qué obra de William Shakespeare tendremos el placer de comentar?
¿Algún título más?

viernes, 15 de febrero de 2008

Sobre el 12 de febrero: John Fante


Hay escritores "prescindibles pero no malos" y hay escritores malos sin remedio. En este blog nos conformamos con ser imprescindibles (para informarte sobre lo que fue y lo que será en las reuniones de Novelantes) y no como el pobrecito Fante, considerado de la primera categoría por quien lo propuso. En vez de defenderlo…

Pobrecito Fante, un mediocre que alcanzó la gloria de la literatura nortemaricana ("El Asunto Fante", en Babab.com). Su Pregúntale al polvo, la "mejor novela del Cuarteto Bandini", es "una narración plana al servicio de una escritura visceral, sentimiento antes que razón". Quizá por eso conquistara tanto a Bukowski como a alguno de nosotros, fascinados por un editor ¡que publica y paga al autor!, venerable Hackmuth, por un vecino vicioso de la carne y del alcohol y por una mujer fantasma, Camilla, “que aparece y desaparece, porque no sabemos ni de dónde viene ni adónde va”, en la espectral Los Ángeles de los años 30:

Ya estaba: definitiva y demoledora. Doblé los manuscritos, los metí en un sobre grande junto con la nota, cerré el sobre, lo dirigí a Samuel Wiggins, Lista de Correos, San Juan, California, pegué los sellos y me lo guardé en el bolsillo de atrás. Subí al vestíbulo, salí a la calle y fui al buzón de la esquina. Eran las tres y pico de una madrugada incomparable. El blanco y azul de las estrellas y el cielo eran como los colores del desierto, de una dulzura tan conmovedora que tuve que detenerme asombrado de que pudieran ser tan fascinantes. En las palmeras llenas de polvo no se movía ni una hoja. No se oía el menor ruido. Todo lo bueno que había en mí se me estremeció en el corazón en aquel instante, y con ello todo cuanto esperaba del sentido profundo y misterioso de mi existencia. Me envolvía la complacencia infinita y muda de la naturaleza, indiferente a la gran ciudad; el desierto latía bajo aquellas calles, alrededor de aquellas calles, en espera de que la ciudad feneciese, para cubrirla una vez más con sus arenas sin tiempo. De repente me sentí invadido por una intuición aterradora, relativa al significado y patético destino de los hombres. El desierto estaría siempre allí, animal blanco y paciente que aguardaba a que los hombres desaparecieran, a que las civilizaciones se tambaleasen y se sumergiesen en las tinieblas. En aquel punto, la raza humana se me antojó una raza valiente y me sentí orgulloso de pertenecer a ella. La maldad del mundo no era maldad, sino un elemento inevitable y benéfico y que formaba parte de la lucha interminable por contener y domeñar el desierto.

Miré hacia el sur, hacia donde titilaban las estrellas mayores, hacia donde se extendía el desierto de Santa Ana; bajo aquellas estrellas mayores, en el interior de una cabaña, vivía un hombre semejante a mí y a quien sin duda engulliría el desierto antes que a mí; en la mano tenía una manifestación de sus afanes, una expresión de su lucha contra el silencio implacable hacia el que se le arrojaba. Asesino, camarero o escritor, importaba poco: su destino era el destino común a todos, su final mi final; y a mi alrededor, aquella noche, en aquella ciudad de ventanas apagadas, alentaban millones como él y como yo: tan indiferenciables como las hojas moribundas de los arbustos. Vivir era ya una empresa hercúlea. Morir era la misión suprema. Y Sammy no tardaría en morir.

John Fante, Pregúntale al polvo

Más sobre Fante en:


jueves, 7 de febrero de 2008

La fama cuesta


Podríamos ir de sobraos y deciros que esto de Novelantes ya está hecho. Que somos un club de lectura que se reúne el segundo martes de cada mes en el Centro Cultural Valentina. Pero no es así. Esto está a medio hacer. Si nos conoces, ya sabrás que venimos de la tertulia literaria (la tertu, la tortilla literaria...) que comenzó a reunirse en el Café Idea. Unos cuantos años juntos, varios locales, muchas caras y siempre la misma lucha: ¡Sobrevivir!
Tras un poco más de un año de parón, cambiamos de lugar y de nombre, pero mantenemos el mismo ánimo: reunirnos para navegar por los libros. Nuestra primera reunión es el próximo martes. El artista invitado, John Fante. Hablaremos del triunfo de los perdedores. Nos alegrará mucho verte. Y si nos dices que vienes dispuesto a recoger unos cuantos carteles para dejarlos en tu biblioteca, te consideraremos miembro honorario. Porque la fama cuesta, pero los cartelitos ayudan.

12 de febrero: ¿Perdedores?

Sacaste del bolso un frasco de licor y nos lo bebimos: primero bebiste tú, luego yo. Cuando la botella quedó vacía, bajé al drugstore y compré otra, una botella de las grandes. Toda la noche nos la pasamos llorando y bebiendo, y pude decirte borracho las cosas que me bullían en el corazón, palabras impresionantes, símiles ingeniosos, porque llorabas por otro tipo y no oías nada de lo que te decía, pero yo me oía a mí mismo, y Arturo Bandini estuvo genial aquella noche, porque hablaba con su amor de verdad, que no eras tú, ni Vera Rikven tampoco, sino sólo su amor de verdad.
John Fante, Pregúntale al polvo