jueves, 11 de marzo de 2010

Sobre el 9 de marzo: Elias Canetti


Comenzamos con la pregunta de siempre, aunque la respuesta ya la sabíamos, pues quien propuso La lengua salvada se declaró desde el principio un ferviente admirador de Canetti. Y lo demostró con creces, lo abrasamos a preguntas y no lo pillamos en ningún renuncio:

¿Por qué Canetti?
Comencé a leerlo en los 80, por recomendación de otro escritor, Miguel Morey, que me dijo: “Si quieres conocer a un pensador de quien extraer valor filosófico y actual, lee a Canetti”. Empecé con Masa y poder, que de vez en cuando voy releyendo, algunos capítulos los he leído unas 20 veces. Encuentro que tienen una fuerza actual.
Me gusta porque toca los temas como escritor antes que otra cosa, pero está interesado en escribir algo que vaya más allá de la literatura. Yo lo emparento con Spinoza en el sentido de que está interesado en el efecto de unos cuerpos sobre otros; a Canetti le interesa el efecto de la lengua, la palabra. Para él, el mundo se acaba y de los escritores depende que no sea así, ése es su nivel de responsabilidad como escritor, un especial compromiso con la palabra.
¿Cuál es el sentido de Masa y poder?
Estudiar los mecanismos de formación de la masa y denunciar los efectos destructivos del poder.
Recuerdo que traza un contraste entre individuo y masa, considerando a Stendhal como máximo ejemplo de individuo. ¿Lo consideras un escritor filosófico?
No, es un escritor sabio, en el sentido en que lo eran los presocráticos, en un sentido poco libresco, cuando la tradición filosófica no había creado métodos de aproximarse a la realidad, por lo que se enfrentaba a ésta de manera ingenua, sin armas.
Entonces ¿estaría cerca de Bertolt Brecht?
No, no, en absoluto, son antagonistas. Aunque le reconoce gran valor a su obra poética, no le gustaba nada como dramaturgo.
Se les podría emparentar por su crítica a la sociedad.
Pero su cinismo y amoralidad lo separan de Canetti. La gente está muy equivocada con Brecht, para él sólo tenía sentido escribir si ganaba dinero con ello.
¿De qué vivía Canetti?
De las traducciones. Trabajaba como traductor cinco horas al día, era un trabajo que se tomaba muy en serio. En su vida, su único delirio fueron los libros. El se sentía constituido por los grandes personajes literarios. Se ve en La lengua salvada cómo leyó desde niño las grandes obras de la literatura animado primero por su padre y luego por su madre.
Eso, ¿hablamos del libro?
Lo que más destaca es la relación con la madre, con todos sus matices, en el sentido de “amplitud”, un concepto muy importante para Canetti, la forma en que van aprendiendo el uno del otro.
En el libro, cuando lo veo centrado es en Zúrich.
Zúrich es muy importante para él. De hecho, vivió en muchos lugares pero está enterrado en Zúrich, al lado de James Joyce, con quien, por cierto, no se llevaba muy bien.
Parece no haberse llevado bien con nadie.
No, no es así, admiró a muchos escritores, como Kafka, y tuvo grandes amigos como Hermann Broch o Isaak Bábel, de quien amaba su pasión por aprender, por desprenderse de todo conocimiento para llegar a conocer al otro. Bábel fue una escuela para Canetti, ambos se reunían para comer, pedían una sopa y se dedicaban a observar a la gente.
¿Consideras a Canetti elitista?
No me lo parece por la vida que llevó, por sus relaciones con la gente sencilla.
Sin embargo, no describe la masa con simpatía, su visión es desde fuera, de entomólogo.
Pero él se dedica a estudiar la masa y, en lugar de rechazarla, se entrega a ella. Hace como el científico heroico, se inocula lo que estudia.
Por lo que cuenta en La lengua salvada, parece que lucha contra el impulso de ser elitista.
Estoy de acuerdo, Canetti tuvo una infancia cultivada y en el libro se ve cómo quiere expresar lo que sabe aunque eso lo haga odioso para los otros niños. Cuando habla de que el saber mudo acaba vengándose por ser secreto y que el saber que se comunica es inofensivo aunque pueda ofender recuerda a Spinoza en el Tratado breve.
¿Por qué escribió sólo una novela?
Lo mismo le pasó a Sánchez Ferlosio, que no quiso escribir más que dos. Auto de fe es una novela de culto, muy complicada, con un aire de pesadilla. Su arranque es muy fuerte y prometedor, sus personajes son inolvidables. Escrita en 1931, rompe con la tradición literaria alemana, es un fresco expresionista, una premonición detallada de lo que será el nazismo.
Cuando decidió escribir una autobiografía no fue para contar la historia de su vida. Él consideraba que en el siglo XX se había producido una ruptura del contrato entre la palabra y el mundo, su biografía es una apuesta por mostrar la ruptura de ese contrato.
Cuenta cosas duras, hay momentos muy emotivos, como el encuentro entre los soldados alemanes y franceses.
Pero no hay pathos. Es un acierto del estilo, es intimista pero a la vez distante.
¿Por qué se titula La lengua salvada?
La anécdota que abre el libro tiene que ver con una lengua salvada. Luego habla de la lengua que eligió para escribir, el alemán, que era la lengua prohibida, la lengua del amor, pero en la que su madre lo introdujo mediante un método atroz. Todos los tomos de su autobiografía se refieren a alguno de sus sentidos. Expresan el deseo de Canetti de reconvertir el mundo en palabra. Convertir un mundo hostil en palabras, esa fue la única utopía en la que creyó.

lunes, 1 de marzo de 2010

9 de marzo: en sefardí


La lengua salvada es el relato autobiográfico de una infancia itinerante: Canetti nació en Rustschuk (Bulgaria), un lugar donde, en un mismo día, se podían oír siete u ocho lenguas distintas, en el seno de una acomodada familia sefardí. Muy pronto, sus padres deciden irse a vivir a Inglaterra; es sólo el principio del periplo por varios países, e idiomas, que, en compañía de su madre, joven viuda, y sus hermanos, vivirá Canetti en sus primeros años. Décadas más tarde, se verá forzado a un nuevo éxodo, pero ésa es otra historia, y otro tomo de sus memorias. El que nos ocupa nació como una ofrenda. Canetti comenzó a escribirlo para ayudar a su hermano menor, gravemente enfermo, a rememorar su infancia juntos: “Desgraciadamente, no pude mostrarle las primeras líneas. Murió antes. Pero este libro le está dedicado y no existiría sin él.” Con esta conmovedora declaración se abre el prólogo de La lengua salvada en las obras completas del autor publicadas por Galaxia Gutenberg. El hermano de Canetti, sin embargo, apenas aparece en ella, es su madre la protagonista y eje sobre el que se vertebra su Historia de una vida.

Cuando por fin callaba se ponía tan seria que yo no arriesgaba ni una frase más. Se pasaba la mano por su alta frente, reinaba el silencio, yo no me atrevía casi a respirar. Mi madre no cerraba el libro, sino que lo dejaba abierto, y así se quedaba para el resto de la noche cuando nos íbamos a dormir.
No decía ninguna de las frases corrientes, como que era tarde, que hacía tiempo que yo debía estar en la cama, que al día siguiente tenía que ir al colegio; todo lo que normalmente constituía sus frases maternales quedaba borrado. Parecía natural que continuara siendo el personaje sobre el que acababa de hablar. De todos los personajes de Shakespeare, el que ella más quería era Coriolano.
No creo que entendiera entonces las obras de teatro que leíamos juntos. Sin duda me impregné de muchos aspectos de ellas, pero en mi recuerdo el único personaje era mi madre, en el fondo todo era un único drama que interpretábamos nosotros dos. Los acontecimientos y los choques más terribles, que ella no me ahorraba en absoluto, se traducían en sus palabras, que comenzaban como explicación y desembocaban en un luminoso éxtasis.

Elias Canetti, La lengua salvada

Más sobre Canetti en:

  • "Elias Canetti: vivir en la lengua”, por Tomás Albaladejo Mayordomo, en Tonos Revista electrónica de estudios filológicos. La vida de Canetti, marcada por las lenguas.
  • “Elias Canetti en pocas palabras”, por L. Fernando Moreno Claros, en El País. Reseña del cuarto tomo de las obras completas publicadas aquí por Galaxia Gutenberg, incluye una relación de los apuntes de Canetti recopilados.
  • "Canetti en Inglaterra”, por Luis Fernando Moreno Claros, en Letras libres. Reseña del publicado, póstumamente, como cuarto tomo de las memorias de Canetti, aunque el autor nunca lo concibiera como tal.
  • “Elias Canetti 1905-2005”, por José María Pérez Gay, en Al margen. El autor recuerda la entrevista que mantuvo con Canetti allá por los 70.