jueves, 25 de junio de 2009

Sobre el 9 de junio: Margaret Atwood


La sesión dedicada a El asesino ciego se abrió con un debate (que ha seguido en forma de comentarios en este blog) sobre una palabra: “zumaque”. “Fue una de tantas que tuve que ir a buscar al diccionario, qué pena haberme dejado la lista, qué vocabulario tan rico he encontrado en esta novela”. Desconocida hasta entonces para todos los presentes, “zumaque” resultó ser “poison ivy”. Sobre la mesa se encontraron tres ediciones, inglés, catalán y castellano. Desde la portada de todas ellas, nos miraba la misma mujer. “¿Es la autora?”, se preguntó un novelante despistado. En vista de la foto, creemos que no, pero sin duda es una ilustración acertada, la protagonista, Iris Chase, podría ser perfectamente esa mujer. “Me gustan mucho las descripciones. Son muy detalladas, verdaderamente te transportan a la época, y tengo que confesar que me encantó cómo describe los vestidos de aquellos años, es que podía verlos”. Según nos explicó la novelante que la propuso, Atwood contó con un equipo de investigadores para documentarse. Hizo un estupendo trabajo con el material. “Es una novela muy bien construida”, “refleja muy bien la doblez de las relaciones humanas, la complejidad de la relación entre hermanas, con tantos niveles y roles adquiridos que no siempre se corresponden con la realidad”. La indefensión de Laura, la soledad de Iris. “Margaret Atwood escribe de forma exquisita, es la reina de la adjetivación y en esta novela todas las líneas argumentales tardan en confluir, están muy bien tensadas y sabe cómo ir aflojándolas”.
Todo ello explica por qué la novela fascinó ("fascinar", de nuevo acudimos al diccionario: "Engañar, alucinar, ofuscar"). Algunos no supieron encontrar explicación alguna mientras leían, un par de hombres despistados bajo el síndrome “Mad Men”. “No te da lo que esperabas, pero quieres que siga”, decía uno. Y otro: “Me gustó cómo está escrito, pero no sabía por qué, como sucede con la música. Me encontré con una historia familiar y una saga decadente, dos temas que no me interesan nada, y estuve a punto de dejarlo en la página 70”. “Y por qué esa página, es justo el momento en que me conquistó, cuando me di cuenta de lo bien que narra esta autora”, le preguntaron. Así nos enteramos de que lo de la página 70 es una convención: “Un libro no se puede dejar hasta esa página”. Menos mal que El asesino ciego aguantó. Y alguno hubiera querido que continuara: “A mí me hubiera gustado que siguiera más allá de la II Guerra Mundial”. “Precisamente a mí me gusta que haya un vacío entre ese momento y la actualidad, así se hace más patente la decadencia que la autora quiere retratar", decadencia de una vida y de un siglo, como dice en su blog quien la propuso, que finalizó con la recomendación de otra novela de Atwood: Alias Grace. Ahí queda apuntada y con ella la despedida: adiós Margaret Atwood, hola Ismail Kadaré, nuevo Príncipe de Asturias de las Letras, ¿acabará en el próximo cartel? De momento, ya está en la segunda encuesta de este blog, lanzada sobre el mismo tema que la anterior (viva la originalidad), aquí al lado la tenéis.

martes, 2 de junio de 2009

9 de junio: ¿Quién mató a Laura Chase?


Los títulos de las novelas de Margaret Atwood pueden llevar a error; aunque El asesino ciego no suena tan a Jazmín como La novia ladrona. De hecho, quien abandone esta novela antes de hora (al principio puede costar entrar) se quedará con la sensación de que estaba leyendo una especie de Falcon Crest (incluso hay una malvada que podría estar a la altura de Angela Channing). Pero nada más lejos de la realidad; porque esto es literatura y de la buena (y en cantidad, más de 500 páginas). Y con eso queremos decir: una estructura original que combina diferentes registros e incluso géneros y un estilo fluido e impecable que se lee con naturalidad a pesar de la atención que presta a los detalles.
Nos hallamos ante un repaso al decepcionante siglo XX desde la casita donde transcurren los últimos días de una anciana también venida a menos, pero con mucho que contar (no en vano ha visto nacer y morir todo tipo de ilusiones familiares y sociales). En fin, una novela muy premiada de una autora que ha ganado casi todos los premios posibles (le sigue faltando el Nobel) y a la que seguramente no se la lee tanto en este país como sería deseable.
Como de costumbre, os ofrecemos algunos enlaces y desde aquí podéis descargaros el contundente principio de la novela.

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