miércoles, 8 de diciembre de 2010

14 de diciembre: Existencialismo en la Roma imperial


Con Calígula os proponemos una amplia reflexión sobre el absurdo (utilizado hasta las últimas consecuencias: “todo está permitido”, ¿única expresión de la libertad coherente?), un único mensaje: “Los hombres mueren y nos son felices” y una única meta: poseer lo imposible.

La lógica del deseo humano llevada al límite conlleva el deseo posible de lo imposible. El deseo del imposible aparece en esta obra como una forma de error basado en la creencia de que es posible:

»Calígula: De repente me ha venido una necesidad de imposible… Por lo tanto necesito la luna, o la felicidad, o la inmortalidad, o cualquier otra cosa que, por demencial que parezca, no sea de este mundo…

»Calígula: Se trata de realizar lo que no es posible, o mejor dicho, de hacer posible lo que no lo es…

»Calígula: Voy a hacerme cargo de un reino en el que imperará lo imposible…

»Calígula: El poder brinda la oportunidad de lo imposible. A partir de hoy, y en lo sucesivo, mi libertad dejará de tener límites….

»Calígula: Cuando lo imposible reine por fin en este mundo, cuando tenga la luna en mis manos…, entonces por fin los hombres no morirán y serán felices…
Esta obra de Albert Camus refleja la preocupación del autor por el sentido de la vida: ¿vivir para morir? ¿Es la muerte el motivo de fondo de la reflexión sobre el absurdo?
»Calígula: Si me resulta fácil matar es porque no me resulta difícil morir.
La seguridad frente a la lógica: lógica del deseo y deseo del imposible (la luna):

»Calígula: La lógica, Calígula, hay que perseverar en la lógica. El poder hasta el final, el abandono hasta el final.

»Calígula: De sobra sé que me matarán, pero todavía no he agotado lo que puede mantenerme vivo. Por eso quiero la luna.

»Quereas: Tengo ganas de vivir y de ser feliz. Creo que ninguna de estas dos cosas es posible si se lleva el absurdo hasta sus últimas consecuencias… Para ser lógico debería matar o poseer.

»Quereas: Creo que hay actos mejores y peores.

»Calígula: En cambio, para mí todos son equivalentes.

»Quereas: Lo sé, Cayo, por eso mismo no te odio. Pero eres un estorbo y por tanto tienes que desaparecer.

Calígula asume lúcidamente la arbitrariedad como la lógica profunda del poder:

»Quereas: No es la primera vez que un hombre dispone en Roma de un poder sin límites, pero sí es la primera vez que lo utiliza sin límites, hasta el punto de negar el hombre y el mundo”.

La crueldad de Calígula no se recrea en el dolor de las víctimas, sino en el propio poder de producirlo.

La importancia del espejo: ¿simbolismo?, ¿monstruo o demonio?

El suicidio como problema filosófico: ¿una razón para vivir puede ser una excelente razón para morir?

Para acabar, os dejamos con una reflexión de Jordi Mascaró (La reconstrucción de la tragedia, 2004) acerca de esta obra: “Calígula coge la palabra de aquellos que le rodean, los obliga a la lógica, iguala todo lo que hay a su alrededor mediante el rechazo y la rabia de destrucción a que lo lleva su pasión por vivir.
Su error es negar a los hombres. No se puede destruir todo sin destruirse a sí mismo. Es por este motivo que Calígula elimina a todos aquellos que viven en el mundo que le rodea y, fiel a su lógica, hace lo que sea para armar en su contra a aquellos que acabarán matándolo. Calígula es la historia de un suicidio magno. Infiel al hombre, por fidelidad a sí mismo, Calígula consiente morir una vez ha comprendido que ningún ser humano puede salvarse solo y que no se puede ser libre contra los otros hombres.”