miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cartel 2012: Vuelve a casa por navidad

El viaje del 2012 comienza en el espacio interestelar. Y desde Japón, donde aterrizaremos, nos iremos acercando, pasando por Afganistán, para acabar el año en casa.

  • 10 de enero Jugando con insectores: El juego de Ender, Orson Scott Card
  • 14 de febrero Amor a la japonesa: El rumor del oleaje, Yukio Mishima
  • 13 de marzo La otra guerra: El origen, Thomas Bernhard
  • 10 de abril Miedo: Submundo, Don DeLillo
  • 8 de mayo De carne y hueso: En el balneario, Herman Hesse
  • 12 de junio Los hombres no lloran: Tierra y cenizas, Atiq Rahimi
  • 10 de julio Recordando la Bruguera: El invierno del dibujante, Paco Roca
  • 11 de septiembre Intrahistorias: Bilbao-New York-Bilbao, Uribe Kirmen
  • 9 de octubre Amigas para siempre: Nubosidad variable, Carmen Martín Gaite
  • 13 de noviembre Desesperanza: La virgen de los sicarios, Fernando Vallejo
  • 11 de diciembre Maneras de vivir: Purgatorio, Joan Francesc Mira

domingo, 11 de diciembre de 2011

Sobre el 8 de noviembre: García Márquez


A veces sucede que no viene a la reunión quien había propuesto el libro y lo deja sin defensa. Así paso con El amor en los tiempos del cólera. “No es la novela de García Márquez que yo hubiera propuesto” fue una frase repetida; aun reconociendo sus grandes dotes de narrador, con esta no convenció.

Deshilvanada y comercial
“Logra un ambiente muy particular, pero más conseguido en los primeros capítulos”
“Es un buen contador de anécdotas, pero como están deshilvanadas…”
“En Cien años de soledad sí van hilvanadas”
“Pierde el hilo, luego lo retoma…”
“Es un gran narrador, su prosa es envolvente”
“Pero esta es una novela comercial y encima con final feliz”
“El título sugiere que va a acabar bien”
“Que el amor triunfará”
“Realmente hay muchas formas de amor”
“Y sexo. Debería haber rebajado las andanzas sexuales de Ariza, que me parecen repetitivas, quizá es porque él mismo ha sido un gran mujeriego”
“Yo también creo que le gusta escribir sobre ello”

Amor mágico
“El siglo XX apenas sale en sus novelas; en este sentido, me recuerda a Mercè Rodoreda, que parece incómoda con el tiempo en que vive y queda encerrada en una época pasada”
“La diferencia es que Rodoreda vivió en esa época, lo normal es que escribas sobre tu juventud”
“A mí me parece que lo que hace García Márquez es contar las historias que le contaron, viene de una tradición oral y él la escribe, es un gran contador de historias”
“Un cuentacuentos”
“A mí me gusta su sentido del humor, patente en escenas como la de la fiesta echada a perder por la lluvia o la historia del loro”
“Yo lo encuentro sentencioso, se concentra en hacer frases lapidarias”
“Pues yo no lo detecto y mira que me fastidia mucho, no veo que sermonee, quizá sea que lo tiñe tanto en lo que está contando que no lo noto”
Cien años de soledad es un libro prácticamente perfecto, a mí me gusta a pesar del realismo mágico”
“En este libro no encuentro que haya mucho realismo mágico”
“Es amor mágico, que viene a ser lo mismo”

Vejez
“Según cómo lo mires tiene pocos personajes y según cómo muchos. Hay tres y los demás son atrezo”
“Me gusta cómo describe a los personajes principales, aunque no te permite hacerte una idea exacta de cómo son. Fermina Daza es una esfinge, no parece capaz de amar, e incluso de su descripción no sacas en claro cómo es físicamente”
“Una de las cosas que menos me gustaron tiene que ver con ella, no me gusta que a la vuelta de París se traiga como recuerdos Los cuentos de Hoffman, Oscar Wilde… No es una mujer culta, no tiene sentido”
“El único real es el doctor Juvenal Urbino”
“Sí, porque tampoco es real Florentino Ariza”
“Sin embargo, ocultárnosla a ella tiene un fin. De hecho, hasta muy avanzada la novela no se revela que había mantenido interés por Ariza toda su vida, tiene que ver con su forma de narrar”
“Me ha impresionado cómo describe la vejez, eso de que pesan los órganos… Es una descripción de novelista”
“El hombre envejece más tarde pero más rápido y luego es la mujer quien lo ayuda, pero discretamente, le susurra para guiarle sin herir su orgullo”

Colombia
“La novela me parece una oportunidad perdida de hablar de Colombia más en profundidad, se retrata decadente pero te quedas con ganas de más”
“Fernando Vallejo, en cambio, explica la decadencia de Colombia muy crudamente y no hace 80 años sino ahora”
“Hay mucha pereza en este libro”
“No le interesa profundizar, no sería comercial”

jueves, 8 de diciembre de 2011

13 de diciembre: NY 50s


Galardonado con el Pulitzer en 1976 por la novela que comentaremos y unos meses después con el Nobel, el reconocimiento mundial de Bellow llegó tarde aquí; al parecer, malas traducciones tuvieron la culpa. Sucede con muchos autores pero, en este caso, “la mala traducción no se limitaba a dificultar la lectura, sino que la transformaba en algo inexplicable: una delicada sinfonía mental que era interpretada por una orquesta cuyos miembros hubiesen intercambiado sus instrumentos”, según el crítico literario Pablo Martínez Zarracina, que resume la grandeza de Bellow en tres grandes rasgos: una erudición incontenible, un estilo apabullante y unos personajes memorables a la vez que humanos.
Junto con Las aventuras de Augie March, Herzog y Más mueren por desamor, publicadas al ritmo de una por década, El legado de Humboldt constituye una de las grandes novelas de Bellow, “el Eclesiastés reescrito en versión humorística”, según Philip Roth. En todas ellas, afirma otro estudioso del autor, Bellow sigue un mismo esquema narrativo: “El típico protagonista belloviano, alter ego del propio Bellow, está en conflicto permanente con una mujer a la que adora aunque se siente maltratado y vampirizado por ella; a su vez se entretiene con una o varias amantes; lucha dialéctica y trágicamente por salvarse y por salvar a la humanidad, fracasando cómicamente en este empeño y quedando en estado de suspensión final.” Aquí os dejamos con Charlie Citrine, divaga que te divaga recordando a su viejo amigo Humboldt Fleisher:

Me gustaría saber por qué soy tan leal con los muertos. Oyendo hablar de sus muertes, a menudo me digo que debo seguir adelante en su nombre y hacer su trabajo, terminar su tarea. Naturalmente, eso no podía hacerlo. En lugar de ello, me encontré con que algunas de sus características comenzaban a imprimirse en mí. A medida que avanzaba el tiempo, por ejemplo, descubrí que me iba convirtiendo en un ser absurdo al estilo de Von Humboldt Fleisher. Cada vez más, se hizo evidente que él había actuado como mi agente. Yo mismo, una persona de amable disposición, había tenido a Humboldt expresándose salvajemente por mi culpa, por satisfacer alguno de mis deseos. Esto explicaba mi inclinación hacia ciertos individuos: Humboldt o George Swiebel, e incluso una persona como Cantabile. Este tipo de delegación psicológica puede tener sus orígenes en el gobierno representativo. Sin embargo, cuando un amigo expresivo moría, las tareas delegadas volvían a mí. Y como yo era también el delegado expresivo de otras personas, esto acaba por convertirse en un auténtico infierno. ¿Continuar por Humboldt? Humboldt deseaba rodear de resplandor al mundo, pero no disponía de suficiente material. Sus intentos terminaban en el vientre. Lo que colgaba debajo, desnudo y peludo, es bien conocido. Humboldt era un hombre encantador y generoso, con un corazón de oro. No obstante, su bondad era la clase de bondad que actualmente la gente considera anticuada. El resplandor que él conocía era el resplandor vetusto, y escaseaba. Lo que necesitábamos era enteramente una nueva luz.
Saul Bellow, El legado de Humboldt

Más sobre Bellow en:
  • "Saul Bellow, entre el modernismo y el posmodernismo", por Francisco Javier González, en VVAA: Actas de las primeras jornadas de lengua y literatura inglesa y norteamericana (Logroño, 1990). Pese a que la crítica ha incluido a Bellow en el modernismo, el posmodernismo, el realismo tradicional, el naturalismo americano e incluso el neorromanticismo, según el autor, Bellow no encaja bien en ninguna de esas corrientes, aunque tiene algo de todas ellas.
  • "El legado de Bellow", por Pablo Martínez Zarracina, en El Correo. Artículo publicado con ocasión de la “magnífica traducción” de Vicente Campos para Galaxia Gutenberg de El legado de Humboldt , quizá la novela “más asombrosa” de Bellow.