lunes, 23 de marzo de 2020

Tierra sonámbula, de Mia Couto: África en guerra

La esperábamos con ganas y quizá por eso defraudó. Tierra sonámbula, de Mia Couto ni gustó, ni se entendió. Y por eso la tertulia no dio mucho de sí.

Jugarse la vida 
“A mí no me ha acabado de convencer. Parecía interesante leer un libro sobre Mozambique pero la verdad es que me ha decepcionado”
“A mí tampoco me ha gustado”
“Yo lo iba leyendo y en ningún momento se me despertaba el interés”
“Yo no he podido acabarlo aunque lo he intentado”
“Es que la trama de la novela se desarrolla en un escenario tan fantasioso que no te sientes identificado. No sientes que Couto te esté hablando del mundo real”
“Yo creo que Couto usa la fantasía más desbocada por protegerse a sí mismo. Él vive en Mozambique, que es un país en guerra, y tiene que convivir con la guerra como cosa cotidiana y además publica, lo cual en un país en guerra es muy peligroso porque cualquier persona puede tomarse a mal cualquier insinuación más o menos fundada y hacértelo pagar. En cierto sentido, Mia Couto se juega la vida con cada palabra que escribe y por tanto su literatura es escapismo”
¿Realismo mágico?
 “A mí me ha parecido una incursión del realismo mágico en tierras africanas”
“Yo no sé si considerarlo realismo mágico, la verdad”
“Bueno, es realismo mágico en el sentido de que los elementos fantásticos se entroncan en el hilo narrativo principal sin justificarse con ninguna ciencia ni ninguna explicación pseudo realista”
“Pero la narrativa de Márquez se entronca directamente en la cotidianidad y eso hace que te identifiques con los personajes, aquí no pasa”
Un traductor en apuros
“A mí me parece que los españoles tenemos una gran ventaja al poder leer a García Márquez en el castellano original. A Couto lo leemos traducido y a mí me parece que, en este libro por lo menos, se ha perdido mucho en la traducción”
“El mismo traductor, Eduardo Naval, se defiende de posibles críticas en el preámbulo diciendo, entre otras cosas, que le pidió ayuda y opinión a Couto pero que apenas tuvieron tiempo de hablar”
“Parece que el autor se desentendiera de las traducciones, qué raro”
“Quizá este traductor no fuera el más adecuado para lidiar con los experimentos idiomáticos de Couto, que mezcla palabras para crear otras. Yo este recurso lo he visto gratuito, quizá sea que en la traducción se pierde el encanto de ese juego idiomático”
“A mí el castellano de esta novela me parece recio, muy poco lírico. Me ha recordó al de Aramburu, que también es traductor, y que en Patria juega, como Couto, a combinar palabras, en este caso mediante barras”
Dos escenarios y personajes flotando en el vacío
“En el libro se plantean dos escenarios, uno más realista y otro mucho más fantasioso, y en cierto modo es como si cada uno alimentase al otro”
“La historia del viejo y el niño, Tuahir y Muidinga, es la más realista y para mí la más interesante. Al principio me recordaba a La carretera, que es otro libro que leímos en la tertulia, pero este libro es mucho menos dinámico, los dos personajes no avanzan, se refugian en un autobús, el machimbombo, y su historia siempre se ve interrumpida por la narración, para mí mucho menos interesante, de las aventuras de Kindzu”
 “A mí me ha parecido que es una obra que rezuma crueldad y desesperanza. Hay historias tremendas, a mí me estremece lo que cuenta Kindzu de Juninho, el niño al que enseñan a comportarse como un pollo y de este modo lo crían. Lo que pasa es que en la parte de Kindzu es todo tan fantasioso y contado con tanto distanciamiento que no te llega”
“Los personajes no están ni siquiera esbozados, no se les dan características distintivas, eso hace que no te identifiques. El colmo es el caso de Farida, hay muchas descripciones contradictorias de esa mujer, no sabes qué pensar, ¿es una ilusión, es real?”
“El final es curioso. Ambas historias confluyen, el viejo y el niño llegan al barco donde había estado Kindzu y Kindzu llega al machimbombo donde llegaran el viejo y el niño”

domingo, 1 de marzo de 2020

Los tres impostores, de Arthur Machen: Ciclo continuo


La lectura de este mes, Los tres impostores, de Arthur Machen, fue más difícil de lo que parecía, y con valoraciones muy enfrentadas y hasta contradictorias. No todo el mundo entendió el libro y no a todo el mundo le gustó.

Un inmenso McGuffin 
“El libro es un inmenso McGuffin. La trama sólo es una excusa para que el autor pueda mostrar su virtuosismo estilístico”
“El prologo de Borges y la referencia a un libro que no existió nunca, titulado Los tres impostores, que eran Moisés, Jesús y Mahoma, despiertan el interés, pero a mí la lectura no me ha parecido interesante”
“Pues a mí me ha encantado”
“Yo no he llegado a entender el entramado del libro”
“Son tres personajes que intentan conseguir una moneda antigua, el Tiberio de oro, que ha sido robada por un cuarto personaje. Los cuatro van cambiando de papeles a lo largo del libro hasta que los tres primeros llegan a matar al cuarto”
“Pues yo no me enteré de la misa la media”
Escritor influyente e influido
“Machen estaba influenciado por Poe pero sobre todo por Stevenson, y fue influencia reconocida para Lovecraft”
“La trama de Los tres impostores es la excusa para presentarnos un conjunto de cuentos que sólo tienen en común algunos personajes”
“Los cuentos se podrían encuadrar en el género del terror, y es notable que las tramas están muy influidas por la cosmología celta”
“A mí me gustaron especialmente tres cuentos: el que explica la historia de la piedra negra, Vinum Sabbati y el último cuento de la serie donde se recupera el Tiberio de oro”
“Como todos los escritores de este género de su época estudia la métrica para sorprender al lector cuando quiere y crea atmósferas para conseguirlo”
“Hubo momentos en que la aportación de Machen fue menospreciada. Por suerte, fue una persona que vivió muchos años y en los últimos tiempos su nombre fue rehabilitado”
“Escritor decadentista, y como todos los de su estilo, sufrió la caída en desgracia de Oscar Wilde”
¿Escritor para escritores?
“Machen era un gran enamorado de Londres pero el suyo es un Londres muy particular ya que no tenía muchos recursos económicos y tampoco era universitario. Intentó que le admitieran pero falló en los exámenes de acceso”
“Este libro, en parte, es autobiográfico. Uno de los personajes es un escritor enamorado de Londres y explica cómo se inspira para escribir una historia”
“Machen es un escritor para escritores, no es de lectura fácil”
“Detestaba la escritura realista. Le gustaba más la lectura social. No explica claramente lo que ven los personajes. El lector tiene que imaginarse la mayor parte”
“Yo, por ejemplo, no entendí nada. Hasta el punto de que creo que tendría que volver a leerlo”