domingo, 25 de marzo de 2012

Sobre el 14 de febrero: Yukio Mishima

“Me ha encantado, es una delicia”; “A mí también, aunque es muy clásico”, “Y a mí, pero es un ejercicio literario”. Posturas en la misma línea para la reunión dedicada a El rumor del oleaje y muchos aspectos tratados: desde el talento y la extraña personalidad del autor, Yukio Mishima, hasta las traducciones que leímos, en particular la catalana, en la que el traductor opta por hacer hablar a los habitantes de la isla en un dialecto que no corresponde con ninguno real del catalán, solución que no fue del gusto de todos.

Experimento
“Me ha gustado, sí que es un estilo clásico, decimonónico, en las descripciones, la narración en tercera persona… al estilo de Balzac, y la situación está muy bien buscada, pero es un experimento literario, se trata de un ejercicio literario de mucho nivel pero todo es artificial. Es un buenísimo escritor y eso hace que quede mitigado, el nivel profundo es muy sutil, va con carga de profundidad, pero el libro tiene lo que tiene”
“Bueno, desde luego no tiene crítica social, es de derechas, como siempre pasa con los libros que propongo”
“Hombre, no hay muchos escritores que hayan hecho un golpe de Estado”
“Ideológicamente se nota su carácter conservador, seguramente porque lo sabes”
“Y aquí está el experimento, se trata de reproducir todo lo bueno del Japón”

Paraíso
“Si de lo que se trata es de retratar un paraíso, lo consigue, puedes visualizarlo con sus descripciones, con muy pocas palabras lo estás viendo”
“Sus descripciones son muy visuales, muy detalladas, se visualiza perfectamente el santuario, los pinos torii…”
“En la descripción de los momentos de descanso de las buceadoras me parecía estar ante un cuadro de Gaugin”
“Sí, puedes meterte allí, yo me sentía al lado de las buceadoras. Y en las descripciones hay expresiones muy bonitas: el agua cristalina cayendo sobre el musgo, las escaleras brillantes como si estuvieran cubiertas de barniz… No es poético, es realista, pero es muy bonito”

Artificio
“Encuentro que hay una disonancia temporal, el retrato de la isla parece que esté ambientado hace siglos, pero luego cuenta la vida fuera de la isla y te das cuenta de que son los años 50”
“El libro responde al típico esquema de las historias japonesas, chico tímido frente a chico descarado, según Ruth Benedict, la antropóloga autora de La espada y el crisantemo, el libro que Mishima siempre recomendaba a los extranjeros”
“Los occidentales, al escribir historias de amor, suelen fijarse en los estados psicológicos de los personaje y describirlos, aquí no pasa”
“Por eso a mí me ha extrañado que lo relacionaras con Balzac. A mí me ha recordado Una habitación con vistas, que es una historia de amor entre dos jóvenes, como esta, contada también por un homosexual, y en ninguna de las dos hay romanticismo”
“Se trata de un ejercicio literario de mucho nivel pero todo es artificial. Es un homosexual contando una historia de amor heterosexual. Parte de una historia de amor para demostrar que Japón sabe resolver solo sus propios problemas, como queriendo decir: así arreglamos los japoneses nuestros conflictos. Le interesa describir un personaje no corrompido por el intelecto y exaltar su fortaleza física”
“Pero no es tanto que lo presente como a un pazguato, sino como a alguien muy prudente, con una sensibilidad no intelectualizada y un gran conocimiento de las personas”
“A mí me pareció que se excede en su afán por retratar su inocencia y la de la chica, hasta llegar a extremos grotescos como cuando se despiertan desnudos frente a la hoguera, se empeña tanto en acentuar su inocencia que queda artificial”

Suicidio, violación y humor
“Me ha llamado la atención que los personajes se refieren varias veces y con mucha naturalidad al suicidio, debe de ser un rasgo característico de la cultura japonesa y de hecho el propio autor se suicidó”
“Cuando se suicidó, los periodistas occidentales no se lo creían al principio, pensaron que era una de sus boutades
“Otra cosa que también me llamó la atención es su curioso sentido del humor, como el intento de violación, que acaba siendo divertido con la irrupción de la avispa me sorprendió mucho, me pareció que solo de una personalidad muy peculiar podía salir algo así”

Talento y obsesión
“Fue un autor muy prolífico y sus novelas tienen estilos muy diferentes. Sol y acero es su ensayo más revelador. En su obra, las obsesiones permanecen y también los arquetipos de belleza pero es lo único. Por ejemplo, en Confesiones de una máscara hay también un personaje fuerte idealizado al estilo de esta, Omi, pero no tiene nada que ver en cuanto al estilo. Nieve de primavera es más parecida, recuerda a Thomas Mann, que era su escritor favorito”
“El mismo Kawabata, que ganó el premio Nobel cuando en todas las quinielas estaba Mishima, reconoció que un talento como el de Mishima solo surge cada dos o tres siglos”

miércoles, 7 de marzo de 2012

13 de marzo: La otra guerra


“No se puede contar todo, una vida no se puede desplegar por completo […] Se puede sacudir como una alfombra sucia, pero nadie se alegra si lo hacen en su cara”, afirmó Thomas Bernhard en una entrevista concedida pocos años antes de su muerte. Curiosas declaraciones teniendo en cuenta que es el autor de una de las más reputadas autobiografías del siglo XX. Para quien las recuerda –el escritor Eduardo Escobar–, “Bernhard nos obliga a masticar una sustancia incalificable parecida a la arena […] causa un malestar bien definido más allá del que suscitan las perversiones de su sintaxis plana”.
Complaciente no es el adjetivo que mejor encaja en la obra y estilo de Thomas Bernhard. Hace ya unos años, el Teatre Lliure estrenaba una de sus obras, El hombre de teatro, presentada en esta crónica del programa La Mandragora como una diatriba contra la cultura de la vieja Europa con Lluís Homar como protagonista absoluto:



Tras comentar las de Canetti y Sartre, es el turno de tratar en Novelantes la autobiografía de Thomas Bernhard, en concreto su primer volumen, El origen, que narra la solitaria adolescencia del autor en un Salzburgo de pesadilla bajo las bombas aliadas durante la II Guerra Mundial. Como apunta Jaume Magre en su lectura de la obra, el único momento en que Bernhard parece mostrarse conmovido por Salzburgo es cuando la ciudad, “bajo el frenesí de las bombas durante la guerra […] se muestra desesperada, adquiriendo de ese modo características humanas”.
La fealdad y la degradación, que progresaban rápidamente en esa ciudad no sólo desfigurada por los bombardeos y sus consecuencias sino también transformada por los, al fin y al cabo, millares de fugitivos que caían sobre ella en una ciudad caótica de pies a cabeza, le daban de pronto rasgos humanos, y por eso pude amar realmente con fervor, y amé con fervor, a esa ciudad mía, sólo en esa época, ni antes ni después. Ahora, en la mayor tribulación, esa ciudad era de pronto lo que antes jamás fue: una naturaleza viva, aunque también desesperada, como organismo urbano, el museo de belleza muerto y mentiroso que había sido siempre hasta ese momento de su mayor desesperación se llenó de humanidad, su embrutecimiento petrificado como cuerpo muerto era de repente soportable en su desesperación y falta de esperanza supremas, y yo la amaba así.
Thomas Bernhard, El origen
Más sobre Bernhard en:
  • “El ocaso del comediante”, por Guillem Clua, en El Periódico. Artículo sobre el estreno de Un hombre de teatro en el Teatre Lliure.
  • “Bernhard o el despojamiento”, por Eduardo Escobar, en Revista Universidad de Antioquia. De como Bernhard inspiró la obra de un escritor que ni siquiera lo había leído.
  • “Thomas Bernhard: El artista creado por la ciudad”, por Jaume Magre, en Scriptura. La lectura de El Origen lleva a buscar relaciones entre la ciudad y autores como Baudelaire y Nietzsche, así como una hipotética definición de ciudad en contraposición a la cosmovisión antagónica de pueblo.