martes, 15 de julio de 2008

A la vuelta del verano, más

Dos grandes damas nos esperan a la vuelta del verano. La novela de Kate Atkinson Entre Bastidores está prevista para la sesión de octubre. En la reunión de septiembre, la protagonista será Mercè Rodoreda. Por cortesía de Google Vídeos y el administrador de Cuchitril Literario (muchas gracias, Palimp), aquí tenéis la entrevista realizada a la autora en el mítico programa A fondo:



El 10 de octubre se cumplen cien años del nacimiento de Rodoreda y Barcelona, y el barrio de Gràcia en particular, hierve en actos de homenaje. Algunos han pasado ya, como la exposición Mercè Rodoreda: La mort de la innocència, una lástima habérsela perdido (resumen de alguien a quien no se le escapó). Para otros, estamos a tiempo, aquí van unas cuantas propuestas veraniegas:


miércoles, 9 de julio de 2008

Sobre el 8 de julio: Heinrich Böll


"Mi verdadero ámbito es la guerra y todo lo que tiene que ver con ella, pero hoy en día no hay nadie que quiera leer u oír hablar de la guerra, y trabajar sin ningún tipo de eco te vuelve loco". Lo decía Böll para justificar por qué decidió abandonar como objeto principal de sus obras aquello que más le marcó, su participación en la II Guerra Mundial (podéis leerlo en la tesis referenciada en la entrada 8 de julio: Dignidad).

Como escritor, intentó dejar la guerra de lado, pero ésta nunca le dejó. “Una guerra que se pierde no interesa, pero la presencia de la guerra es constante en Opiniones de un payaso”. Ésas ya son palabras de novelante, en respuesta al desconcierto de quien propuso la novela, que, al releerla, no encontró lo que recordaba. Sin embargo, aunque las referencias al pasado nazi no son tantas y son sutiles —un punteo alrededor de la fallecida hermana del protagonista—, resultan demoledoras, como el fragmento reproducido abajo. Otra novelante desconcertada encontró que de la novela sólo recordaba un breve pasaje la vuelta a casa del payaso en autobús tras haber pasado la noche con Marie, pero es que había olvidado haber empezado a leerla muchos años atrás. Aquello se grabó en su memoria.

Momentos coleccionados, como los del payaso, “tan sincero, tan íntegro, que está en cortocircuito con la sociedad” y que, a lo largo de la novela, “va quemando sus naves”, llamada tras llamada, mientras desnuda a quien está al otro lado de la línea, gracias a su “místico don de notar olores por teléfono” (palabras, ahora, del payaso de Böll) y, con ellos, las miserias de sus interlocutores.

Al final, tras dejarnos a los novelantes con “un buen retrato del carácter germano”, trazado a través de “un personaje de rarísima sensibilidad” (asimismo retratado a partir de sus recuerdos de los ratos pasados con Marie, sus reproches a la secta que se la roba, a su propia y extraña familia, sus rutinas…), Böll abandona a su payaso, tan solo como al principio, porque —dignidad, ante todo— prefiere perder hasta su último marco “antes que pasar por el tubo”.