domingo, 16 de octubre de 2011

Sobre el 11 de octubre: Dostoievksi


Iniciamos la sesión sobre Dostoievski hablando de la traducción de Joan Sales de Los hermanos Karamazov, de las diferencias con las ediciones en castellano (discusión que ya se había iniciado en comentarios a la entrada anterior) y del poco respeto que ha existido hacia un libro clásico, publicado en versión abreviada sin avisar al desprevenido lector.

Una gran traducción
“En la Wikipedia he visto que la traducción catalana que estoy leyendo, la de Joan Sales, se considera de las mejores”
“Pues viendo vuestros libros me doy cuenta de que he leído una versión abreviada, ya me pareció que estaba mal traducida, pero estaba tan contenta de habérmelo leído tan rápido… Bueno, ya lo había leído cuando era joven, volveré a leerlo, esta vez la versión íntegra”

Un buen hombre
“Es un libro que debes leer más de una vez. En esta lectura me he dado cuenta de que aunque hay muchos personajes, pocos están desaprovechados. Miusov, por ejemplo, para qué está: es el representante de la alta sociedad que critica la religión porque está de moda, que critica los libros sagrados sin haberlos leído, sería el snob. ¿Y Kalganov? Es quien al final de la novela trata de manera digna a Dimitri”
“Es un libro doctrinal”
“Sí, y de derechas, no sé qué pasa que escojo todos los libros de derechas. Cuando sabes su biografía, lees sus escritos... Me gustaría haberlo conocido, porque me parece un buen hombre, es una de esas personas con quien me hubiera gustado hablar”
“Alcohólico, epiléptico, ludópata... Tuvo una vida muy intensa y finalmente encontró el consuelo en la religión”
“Su cambio ideológico fue una cuestión de supervivencia, porque estuvo recluido por motivos políticos sin límite de tiempo, hasta que se le considerara redimido”
“Tuvo el mérito de vivir en la penuria y saber retratarla”

Paneslavismo
“Es un libro de tesis, paneslavista, los hechos demuestran la tesis de que la esperanza está en la religión, Rusia se salvará por sus propias raíces, su religión. El starets Zósimo llega a decir que quien no cree en Dios, no cree en su pueblo, que si eres ateo, estás desligado de tu tierra natal”
“Cuando se pone tan doctrinal me distancio, pero son partes muy interesantes. Se le ha criticado mucho que se desvíe del hilo principal, pero no se dice que está tan bien escrito que vale la pena leerlo”
“Son episodios para ilustrar una postura. Se trata de una visión del mundo totalmente maniquea, lo cual no quiere decir que no me parezca un buen escritor. Quien lo pone a caldo es Nabokov, que se centra sobre todo en Crimen y castigo

Saltarse las reglas
“Es desordenado y llega a repetirse en el mismo párrafo”
“Se publicó como serial, así que interesaba que fuera largo”
“Académicamente se salta todas las reglas, formula puntos de vista pero no está al servicio de la trama, sino de lo que busca: adoctrinar”
“Entre sus méritos está construir muy bien los monólogos”

Tipos humanos
“Y sus tipos humanos son impresionantes”
“Está claro que fue un gran psicólogo”
“Y los personajes son coherentes en su desarrollo”
“Ves claro que Dimitri va a su perdición. A mí me recuerda El sonido y la furia, aunque no tenga nada que ver con Faulkner, al capítulo que relata los preparativos de la muerte de Quentin”
“El sentido de su condena es su redención”
“Igual que la de Raskolnikov al final de Crimen y castigo

martes, 4 de octubre de 2011

11 de octubre: Líos de familia


De Dostoievski podría decirse que es un ejemplo de un escritor con una biografía digna de constar en una novela. Hijo de unos pequeños propietarios rurales que acabarían arruinados y tuvieron que trasladarse a la ciudad, su madre murió tísica y su padre cargado de deudas. Los problemas monetarios serán una constante en la vida de Dovstoievski.
A causa de haber firmado una carta en contra de la esclavitud de los siervos fue procesado como activista político y condenado a muerte, pena que le fue conmutada por el destierro a Siberia. Siendo un reo político, su sentencia de destierro no especificaba un límite máximo a partir del cual pudiese considerarse que las deudas con la sociedad estuvieran saldadas sino que el reo no era reintegrado a la sociedad hasta que se considerase que su ideología fuese la correcta. Por suerte para él, Dostoievski pudo volver a la parte europea de Rusia en “tan sólo” cinco años, pero su emancipación completa no llegó hasta cumplirse otros cinco años. Otra de las vicisitudes que marcó su vida y que casi siempre se refleja en todas sus obras es su epilepsia.
Desde el punto de vista literario me llama la atención en su obra su maestría para construir monólogos y, especialmente en Los hermanos Karamazov la fidelidad a sus personajes. Desde que aparecen están definidos psicológicamente y prácticamente ninguno de sus actos contradice su manera de ser.
A continuación he escogido un trozo de la obra, a caballo entre el dialogo y el monólogo,donde una penitente pide ayuda para combatir su desesperanza, ya que ha perdido un hijo (Dostoievski escribía esto cuando hacía poco que su mujer había perdido un hijo):
—He aquí una que viene de lejos —dijo el starets, señalando a una mujer todavía joven, pero exhausta y muy delgada, y de rostro tan curtido que parecía negro.
Esta mujer estaba arrodillada y fijaba en el starets una mirada inmóvil. En sus ojos había un algo de extravío.
—Sí, padre; vengo de lejos. Vivo a cuatrocientas verstas de aquí. De lejos, padre, de muy lejos.
Dijo esto una y otra vez mientras balanceaba la cabeza de derecha a izquierda, con la cara apoyada en la palma de la mano. Hablaba como lamentándose.
En el pueblo hay un dolor silencioso y paciente, que se concentra en sí mismo y enmudece. Pero también hay un dolor ruidoso, que se traduce en lágrimas y lamentos, sobre todo en las mujeres. Este dolor no es menos profundo que el silencioso. Los lamentos sólo calman desgarrando el corazón. Este dolor no quiere consuelo: se nutre de la idea de que es inextinguible. Los lamentos no son sino el deseo de abrir aún más la herida.
—Usted es ciudadana, ¿verdad? —preguntó el starets, mirándola con curiosidad.
—Sí, padre: somos campesinos de nacimiento, pero vivimos en la ciudad. He venido sólo para verte. Hemos oído hablar de ti, padre mío. He enterrado a mi hijo, que era un niño pequeño: Para rogar a Dios, he visitado tres monasterios, y me han dicho: «Ve allí, Nastasiuchka», es decir, a verle a usted, padre mío, a verle a usted. Y vine. Ayer fui a la iglesia y hoy he venido aquí.
—¿Por qué lloras?
—Por mi hijo. Le faltaban tres meses para cumplir tres años. El recuerdo de este hijo me atormenta. Era el menor. Nikituchka y yo hemos tenido cuatro, pero no nos ha quedado ninguno, mi bienamado padre, ninguno. Enterré a los tres primeros y no sentí tanta pena. Pero a este último no puedo olvidarlo. Me parece tenerlo delante. No se va. Tengo el corazón destrozado. Contemplo su ropita, su camisa, sus zapatitos y me echo a llorar. Pongo, una junto a otra, todas las cosas que han quedado de él, las miro y lloro.
Dije a Nikituchka, mi marido: “Oye, déjame ir en peregrinación...” Es cochero, padre mío. Tenemos bienes. Los caballos y los coches son nuestros. Pero ¿para qué los queremos ahora? Mi Nikituchka debe de estar bebiendo desde que le dejé. Lo ha hecho otras veces: cuando lo dejo pierde los ánimos. Pero ahora no pienso en él. Ya hace tres meses que he dejado la casa, y lo he olvidado todo, y no quiero acordarme de nada. ¿Para qué me sirve mi marido ahora? He terminado con él y con todos. No quiero volver a ver mi casa ni mis bienes. Ojalá me hubiese muerto.
—Oye —dijo el starets—, un gran santo de la antigüedad vio en el templo a una madre que lloraba como lloras tú, porque el Señor se le había llevado a su hijito. Y el santo le dijo: “Tú no sabes lo atrevidos que son estos niños ante el trono de Dios. En el reino de los cielos no hay nadie que tenga el atrevimiento que tienen esas criaturas. Le dicen a Dios que les ha dado la vida, pero que se la han vuelto a quitar apenas han visto la luz. Y tanto insisten y reclaman, que el Señor los hace ángeles. Por eso debes alegrarte en vez de llorar, ya que tu hijito está ahora con el Señor, en el coro de ángeles.” Esto es lo que dijo en la antigüedad un santo a una mujer que lloraba. Era un gran santo y lo que decía era la pura verdad. Así, tu hijo está ante el trono del Señor, y se divierte y ruega a Dios por ti. Llora si quieres, pero alégrate.
La mujer lo escuchaba con la cabeza inclinada y la cara apoyada en la mano.
—Lo mismo me decía mi Nikituchka para consolarme: “No hay motivo para que llores. Seguro que nuestro hijo está cantando ahora en el coro de ángeles ante el Señor.” Y mientras me decía esto, lloraba. Yo le decía: “Sí, ya lo sé: está con el Señor, porque no puede estar en otra parte. Pero no está aquí, cerca de nosotros, como estaba antes...” ¡Oh, si yo pudiera volver a verlo una vez, aunque sólo fuera una vez, sin acercarme a él, sin decirle nada, escondida en un rincón! ¡Si pudiera verle un instante, oírle jugar y verle llegar de pronto, gritando con su vocecita: “¿Dónde estás, mamá?”, como hacía tantas veces! ¡Si yo pudiera oírle corretear por la habitación, venir a mí corriendo, riendo y gritando, como recuerdo que solía hacer! ¡Si pudiese aunque sólo fuera oírle! ¡Pero no está en la casa, padre mío, y no podré oírle nunca más! Mira su cinturón. Pero él no está, no volverá a estar nunca.
Sacó de su pecho un diminuto cinturón. Apenas lo vio, empezó a sollozar, cubriéndose el rostro con las manos, entre cuyos dedos fluían las lágrimas a torrentes.
—¡Mirad! —exclamó el starets—. Es la antigua Raquel que llora a sus hijos, sin que haya para ella consuelo, porque ya no están en el mundo. Esta es la suerte que se reserva aquí abajo a las madres. No te consueles, no hace falta que tengas consuelo.
Llora. Pero cada vez que llores, acuérdate de que tu hijo es un ángel de Dios, que desde allá arriba lo mira y lo ve, y que tus lágrimas le complacen y las muestra al Señor. Derramarás lágrimas todavía mucho tiempo, pero, al fin, sentirás una serena alegría, y las lágrimas que ahora son amargas serán entonces purificadoras lágrimas de ternura que borran los pecados. Rogaré por el descanso del alma de tu hijo. ¿Cómo se llamaba?
—Alexei, padre mío.
—Es un bonito nombre. Su patrón era el varón de Dios Alexei, ¿verdad?
—Sí, padre: Alexei, varón de Dios.
—¡Qué gran santo! Rogaré por tu hijito: no olvidaré tu aflicción en mis oraciones. Y también rogaré por la salud de tu marido. Pero ten en cuenta que es un pecado abandonarle. Vuelve a su lado y cuida de él. Desde allá arriba tu hijo ve que has abandonado a su padre, y esto le aflige. ¿Por qué turbas su paz? Tu hijito vive, pues el alma tiene vida eterna; no está en la casa, pero lo tienes cerca de ti, aunque no lo veas. Sin embargo, no esperes que vaya a tu casa si te oye decir que la detestas. ¿Para qué ha de ir, si en la casa no hay nadie, si en ella no puede encontrar a su madre y a su padre juntos? Ahora llegaría, te vería atormentada y te enviaría apacibles sueños. Vuelve hoy mismo al lado de tu esposo.
—Te obedeceré, padre mío, iré. Has leído en mi corazón. ¡Espérame, Nikituchka, espérame, querido!
Fiodor Dostoievski, Los hermanos Karamazov


domingo, 2 de octubre de 2011

Sobre el 13 de septiembre: Daniel Glattauer


La lectura de verano logró su objetivo. Corta y ligera, Contra el viento de norte propició, al fin, una tertulia en la que el argumento volvió a ser protagonista. Aquí no volcamos, sin embargo, las discusiones en torno a la historia de Emmi y Leo, para eso, mejor dejarse llevar por una novela que se lee en un suspiro y que seguramente por eso se ha convertido en "un bestseller atípico".

La virtud de la brevedad
"Hay libros que tienen una coherencia interna que los lleva a alguna parte. Este puede acabar de cualquier manera"
"¿Y en alemán mejora?"
"No mejora"
"Pues será un bodrio, pero tiene la virtud de la brevedad. La mesa entera se lo ha leído, no es algo que suceda tan a menudo"

Adictiva
"Ha tenido mucho éxito, sobre todo en Alemania. Os la recomendé porque vi cómo todas mis compañeras de trabajo se enganchaban después de leer el primer capítulo, que la editorial colgó en su web, ¡el final de ese primer capítulo engancha!"
"Pues yo no me acuerdo"
"Será que eres hombre"

Demasiado femenino
"El personaje femenino está conseguido"
"Sí, es muy insoportable"
"A mí me parece demasiado femenino para haber sido escrito por un hombre"
"¿Quieres decir que es gay? A mí me parece que lo es"
"Si no es gay, es un genio"

Por e-mail
"Siendo e-mails te acabas enterando de lo que pasa"
"Sí, es interesante que sean e-mails, te tienes que imaginar mucho más"
"Pero está conseguido. Es fácil seguir la trama"
"Tampoco es que sea tan complicada. En el otro libro que he leído escrito a base de e-mails, El corazón de Voltaire, intervienen muchos más personajes y el autor, Luis López Nieves, consigue diferenciar cada uno por la manera de escribir sus mensajes"
"Está bien llevado, resulta creíble cómo se desarrolla la relación a partir de un e-mail"
"Pues en la segunda lectura te das cuenta de que la historia no se aguanta por ningún sitio"
"A mí no me pareció forzado"
"El encuentro del bar sí me parece forzado"
"A mí no me gustó mucho eso"
"Pues a mí me enganchó a partir de ahí"

Rizando el rizo
"El final sí que queda un poco artificial"
"Para mí lo hace demasiado largo y rizando el rizo"
"No me gustó que el marido interviniera"
"Es una manera de alargarlo, pero la situación no es creíble"
"Pues si te lees el segundo... eso sí que es inaguantable"
"En la edición austriaca se tratan de usted en todo el libro, allí son más formales, pero no es normal que se tiraran así un año"
"Estos libros, escritos por un italiano o un español, no duran ni un capítulo"
"Es una cuestión individual, no tiene que ver con la nacionalidad"
"Y no es algo tan raro. Otro autor que habla de una relación sin ningún contacto físico es Mishima en El rumor del oleaje"