domingo, 29 de mayo de 2011

Sobre el 10 de mayo: Vasili Grossman


El resumen de la sesión dedicada a la novela Vida y destino de Valeri Grossman es más corto de lo habitual porque la tertulia derivó en metatertulia y eso no lo guardamos en los apuntes. Os animamos a leer esta novela si queréis vivir de primera mano el estalinismo y la batalla de Stalingrado.

Plan quinquenal

“El libro está muy bien, pero hay tantos personajes que me lía. Suerte del índice. Intenta hacer una reedición de Guerra y paz, pero sin que los personajes evolucionen, no digo que no estén trabajados, pero no evolucionan”

“Es como un plan quinquenal, largo y torpe. Debería haberse quedado en 700 páginas, más hábilmente narradas”

“Como otros escritores rusos, sigue un modelo nefasto, la novela Resurrección, de Tolstoi. Pero en este caso concreto, faltan tijeras”

“El problema es que introduce reflexiones que no siguen una progresión, son esporádicas, no hay una trayectoria que cristalice en una idea”

Un estilo descuidado

“Se le nota que es periodista y que lo suyo es hablar de todo un poco. Supongo que mucho de lo que cuenta lo vivió”

“Para mí las mejores partes del libro son aquellas en las que muestra haber estado en el frente. Cuenta las vivencias de los soldados muy vívidamente”

“Pero por su propia fuerza el libro no te arrastra, tienes que poner de tu parte para seguir. El estilo está muy descuidado”

Testimonio

“Él ha sido cómplice de lo que denuncia. Trata de buscar una respuesta a cómo se puede caer en eso. Permite saber qué fue el estalinismo para quienes lo sufrieron”

“Pero hay infinidad de estudios que lo han reflejado mucho mejor, se cuenta de un modo naif”

“Y me parece muy adecuado que lo sea, porque lo cuenta desde el punto de vista de quien lo sufre, no del estudioso”

domingo, 8 de mayo de 2011

Sobre el 12 de abril: Luis Piñer


Esta entrada reflejará menos que nunca lo expresado en la sesión dedicada al Recordatorio de Ramón Cuesta. Un librito de corta extensión, pero que originó una gran tertulia

Entre Rimbaud y Borchert

“Me ha costado y me ha gustado”

“Es que no hay nexos, no es descriptivo, no cuenta una historia”

“Al menos hay un orden cronológico. Algunos de los relatos ya habían sido publicados, pero en otro orden, conLa bodega en primer lugar, pues es la que justifica la obra”

“En ese relato dice que los prisioneros inician su ‘saison a l’enfer’. La inspiración confesa es esa obra de Rimbaud, tanto en su estructura, en ocho partes, como en el tema: transfigurar lo vivido para convertirlo en otra cosa. Recuerda mucho a Rimbaud, es una obra rimbodiana”

“También hay referencias a Baudelaire y Dante y una referencia explícita a Alberti, el reloj sobre el muerto”

Como Rimbaud, hace un esfuerzo por transfigurar lo sórdido, las experiencias trágicas”

Aparte de Rimbaud, a mí sólo me ha recordado a Wolfgang Borchert, un escritor que desertó en la Alemania nazi, es un poco más kafkiano, pero encuentro que tienen un talento literario similar”

“Yo os recomiendo sus ensayos sobre poesía, Tres ensayos de teoría, son muy interesantes, recuerdo que cita sobre todo a Friedrich Hölderlin”

Hallazgos poéticos

“Mi favorito es el número 8, Ahora y en la hora, una reflexión sobre la propia muerte”

“Y cómo quedan reducidos a una condición animal”

“Mi favorito es Pequeño Beethoven, sobre todo los párrafos finales, son deslumbrantes”

“Sí, pero todo el libro está repleto de hallazgos poéticos”

“En ese relato expresa su sentimiento de que la muerte ha elegido mal, ha elegido al políticamente inocente, en un paralelismo respecto a lo que sintió Alberti a la muerte de Lorca”

“Me pregunto qué quería lograr con el último relato, La casa, es muy distinto a los otros, el estilo es muy plano, nada poético”

“Es un intento por describir cómo descubre el mundo con ojos nuevos”

“Describe un remanso de paz, que tiene una correlación estética en un estilo limpio”

La tragedia de la dictadura

“Es una obra que hubiera merecido mayor eco, me pregunto por qué pidió que se publicara póstumamente”

“Yo creo que se debe a que sentía que había adoptado un papel poco gallardo, sentía un complejo por haber sido salvado por un falangista y haber seguido viviendo, quizá se sentía corrompido”

“Es la tragedia de la dictadura, que no somete sino que corrompe”


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lunes, 2 de mayo de 2011

10 de mayo: Tolstoi no ha muerto


“Hace 21 años, en 1985, la editorial Seix Barral, entonces dirigida por Mario Muchnik, publicó Vida y destino, de Vasili Grossman (...) Yo no tenía la menor idea de quién había sido Grossman, apenas se esbozaba la perestroika y empezaban a aparecer autores rusos hasta la fecha ignorados en Occidente, de modo que me enfrenté a la tarea con desconfianza”, recordó el escritor Horacio Vázquez-Rial, revisor de galeradas de aquella primera edición de la obra en España, en su comentario del libro Escritor en guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo, la edición de los cuadernos de notas que el escritor ruso redactó durante la II Guerra Mundial mientras acompañaba al Ejército soviético. Hace tan sólo unos años, Gregorio Morán, en una sabatina intempestiva, pedía que Vida y destino se pusiera de nuevo en circulación "por el bien de la literatura". Y dos años después, Galaxia Gutemberg cogía el testigo y publicaba, ahora ya traducida del ruso, "la gran novela del sufrimiento humano del siglo XX", como la calificó el ensayista Xavier Antich en la presentación de esa segunda edición.

Escrita en los años 60, su autor no llegó a verla publicada en vida, la KGB confiscó los borradores, y sólo en los años ochenta se recuperó una copia del manuscrito y la novela se publicó fuera de la antigua Unión Soviética. Comparada con Guerra y Paz, la novela narra la historia de una familia rusa con el telón de fondo de la batalla de Stalingrado.

En el campo de concentración alemán, Mijaíl Sídorovich Mostovskói tuvo oportunidad, por vez primera después del Segundo Congreso del Kominterm, de aplicar su conocimiento de lenguas extranjeras. Antes de la guerra, cuando vivía en Leningrado, había tenido escasas ocasiones de hablar con extranjeros. Ahora recordaba los años de emigración que había pasado en Londres y en Suiza, donde él y otros camaradas revolucionarios hablaban, discutían, cantaban en muchas lenguas europeas.

Guardi, el sacerdote italiano que ocupaba el catre junto a Mostovskói, le había explicado que en el Lager vivían hombres de cincuenta y seis nacionalidades.

Las decenas de miles de habitantes de los barracones del campo compartían en mismo destino, el mismo color de tez, el mismo paso extenuado, la misma sopa a base de nabo y sucedáneo de sagú que los presos rusos llamaban “ojo de pescado”. Para las autoridades del campo, los prisioneros solo se distinguían por el numero y el color de la franja de tela que llevaban cosida a la chaqueta: roja para los prisioneros políticos, negra para los saboteadores, verde para los ladrones y asesinos.

Vasili Grossman, Vida y destino

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