lunes, 15 de febrero de 2016

Sobre el 9 de febrero: Lucifer acecha

Muchas cosas hay que decir en este preámbulo. La primera es que tenemos algunos novelantes que merecerían matrícula de honor porque son capaces de vencer dificultades muy serias para asistir a nuestras sesiones. Otro tema es que en la tertulia del mes no se quiso entrar en la valoración de las atrocidades que en la novela propuesta se describen: El adversario, de Emmanuel Carrère. El resultado fue un análisis muy “estructural” del texto. Decimos aquí lo mismo que en Crematorio: tertulia sólo hubo una y es nuestra obligación reflejarla tal como fue. Dejamos paso libre a los lectores para que con sus comentarios ahonden en una visión más profunda.

¿Precedentes literarios?
“Es una novela durísima”
“Se han hecho hasta tres películas siguiendo el tema de este libro”
“El autor intenta seguir el modelo de A sangre fría
“¿Pero consideráis esto periodismo?”
“No, es pura literatura”
“Yo diría más, diría que es antiperiodismo, porque el periodismo busca aportar respuestas y en este libro se busca todo lo contrario”
“Desde luego, no es Capote ni Kapuscinski, a quien, por cierto, podríamos comentar”
“A mí me parece que hay otros precedentes, Albert Camus en El extranjero, por ejemplo, o Crimen y castigo
“Pero el protagonista de la novela rusa no intenta suicidarse como hace Romand”
“Lo hace, pero es un falso suicidio, según yo lo veo, pero fíjate que, como en la novela de Dostoievski, los dos protagonistas saben que les pillarán”
“Pero Raskolnikov se enfrenta a los hechos y Romand no quiere hacerlo”
“Es que Romand es un cobarde enorme, es un mentiroso compulsivo, hasta tal punto que ni él mismo sabe cuál es la verdad”

La encarnación del mal
“Esta es una novela sobre la mentira. Es la historia de un hombre que vive en la mentira. Escoge vivir en la mentira. Y es la mentira la que lo lleva hasta el asesinato”
“Pero yo no veo cuál es la moraleja del asunto: porque si lo que se quiere decir es que no te puedes fiar de las personas amables, como a ratos parece, como conclusión me parece insuficiente y engañosa”
“Es que Romand es para Carrère la imagen del Anticristo. Carrère es un autor con preocupaciones teológicas, por más que sea agnóstico”
“En todo caso, Romand no llega a ser un ejemplo para el lector, ni siquiera un ejemplo negativo, porque su caso es tan extremo que nadie se ve reflejado en él”
“Y en todo caso Carrere juega a ser el ‘espectador casi imparcial”
“El autor es un ejemplo de contención constante, incluso en lo moral”
“Pero refleja las opiniones negativas de otras personas y por ellas sabemos lo que realmente piensa Carrère”
“Pero precisamente es por su contención como autor por lo que todo su libro se me antoja un trabajo inane, inútil, para qué entrevistarse con Romand, para qué asistir al juicio...”
“Yo eso no lo veo claro”
“Pues yo pregunto, ¿para qué ha escrito Carrère el libro?”
“Como experimento literario, supongo”
“Tengo otra pregunta: ¿quién es más amoral, el autor o el personaje?
“No sé si entiendo la pregunta”
“Pues piénsalo un poco”

Y a partir de ahí, todos nos quedamos pensando y ya no se dijo más sobre la novela.

2 comentarios:

veletri dijo...

El Adversario es una novela moralista del mismo cariz que sus grandes predecesoras: Crimen y castigo, El extranjero, A sangre fría o incluso El conformista de Alberto Moravia. Estos cuatro libros están protagonizados por asesinos que lo son de manera secundaria con respecto a un defecto fatal de su carácter. En el caso de Raskolnikof, la soberbia intelectual, en el caso de la pareja de asesinos de A sangre fría una psicopatía innata agravada por las características de la sociedad que les rodea, en el caso de Meursault una indiferencia e insensilidad casi patológicas hacia las consecuencias de las propias acciones, y en el caso del Marcello de El conformista el mero oportunismo. Por eso fijarse en la truculencia de los crímenes del protagonista es sencillamente errar el tiro o, como dirían los ingleses, "miss the point". Son los asesinatos los que son la consecuencia de la vida de mentiras de Romand, no al revés.

Es por eso que también unas parrafadas criticando la manera de ser de Romand no sólo habrían estado fuera de lugar sino que habrían sido mala literatura. Los actos son demasiado elocuentes como para que los juicios morales sean siquiera necesarios.Como dijo Hemingway, lo que se omite es muchas veces más importante que lo que se dice, por no citar las constantes indirectas que Carriére si lanza sobre el carácter de su personaje. En general la recepción crítica de la novela por fortuna no tomó el camino de este equivocado moralismo -o moralina- ni en Francia ni en España y la valoración del libro fue positiva.

También se planteó durante la tertulia la cuestión de si El adversario es una novela existencialista. Que yo sepa,Carrière nunca se ha definido a sí mismo como existencialista, pero de todos modos en España todavía prevalece una idea equivocada sobre lo que significa el existencialismo. No significa un "todo vale", sino todo lo contrario; implica la responsabilidad de los seres humanos sobre cada una de sus acciones. La libertad y de la responsabilidad que entraña usarla.

Novelantes dijo...

¡Muchas gracias por continuar el debate con este comentario! Es muy buen complemento para la entrada, que se quedó un poco corta en este aspecto.