martes, 5 de junio de 2012

Sobre el 10 de abril: Don DeLillo

“La culpa ha sido vuestra por no haberme dejado cambiarlo”: tras intentar infructuosamente que se cambiara la programación para sortear su propia propuesta, solo la novelante que había apostado por Submundo, de Don DeLillo, logró llegar al final de su casi millar de páginas, y a duras penas. El resto no pudo terminarlo a tiempo y nos encontramos con una de esas sesiones en las que todos estuvimos de acuerdo, pero para mal.

Una “obra maestra” anodina
“Me ha sorprendido desagradablemente. El otro libro que había leído suyo, Ruido de fondo, era más corto, la trama tampoco era apasionante, pero se leía bien y había un personaje central interesante. Quiso escribir una obra maestra, algo rompedor, pero el resultado me parece anodino”
“Yo creo que hace buenos retratos y descripciones y se ve bien documentado”
“Sí, tengo la sensación de que la serie Mad Men, en la que lo mejor es la ambientación, se basa en uno de los capítulos del libro, el dedicado al publicista que acaba comprando la pelota a su hijo”
“Pero hay poca continuidad en el relato, falta conexión entre secuencias, cuesta mucho pasar de un capítulo a otro porque no se relacionan entre sí, no crean algo coherente, hay demasiadas anécdotas, se hubiera podido ahorrar algunas, como el parón creativo de Clara Sax, y desarrollar más otras como el episodio del asesino de la autopista, que queda sin concluir”

Narración preactiva y cabos sueltos
“En el estilo me recuerda a La noria, de Luis Romero, porque tampoco ves la hilazón entre las anécdotas”
 “Voluntariamente deja muchos cabos sueltos y es sobre todo por contar la historia yendo para atrás. Yo seguía leyendo pensando que iba a tener un sentido, pero no se levanta el interés”
“Su opción por narrar de atrás adelante es una manera de engañar al lector, creándole falsas expectativas, una estrategia paralela a lo que plantea en la escena de los televisores que pasan el vídeo de la muerte de Kennedy: dar vueltas sobre lo mismo para encontrarle sentido”
“A mí me parece que contarlo así hace que te fijes más en los detalles, en cómo se relacionan los personajes. Y solo por el capítulo 'Max Martin 3', en el que se enfrentan dos tipos tan distintos de padre e hijo, ya vale la pena el libro. También me han gustado mucho las partes que dedica a Hoover y su extraña relación con su ayudante”
“Yo he entendido que parte de una premisa: unir el tratamiento de las basuras en Estados Unidos y la guerra atómica, pero no entiendo que haga esa conexión ni me gustan sus teorizaciones sobre la basura”
“Si al menos siguiera el modelo de Víctor Hugo, en Los miserables cuando describe las alcantarillas de París o el de Tolstoi escogiendo la guerra napoleónica como hilo conductor…”
“He reconocido algunas trazas de su estilo que destaca la crítica, como los diálogos inconexos, de los que al parecer abusa en novelas posteriores, pero me gusta cuando lo emplea en esta. Por ejemplo, sirve para sugerir que algo no va bien en una relación: primero lo sospechas, en una conversación de la pareja en la edad madura, y luego, en capítulos posteriores, cuando son más jóvenes, ves el origen de esa falta de comunicación”

Un manual de literatura moderna
“Lo poco gusta y lo mucho cansa, la buena pluma es innegable, lo veo poético, hay poesía urbana, pero no me llega, el exceso de virtuosismo me cansa”
“Sí, a mí me costó leer el prólogo, porque no tengo ni idea de beisbol, pero al final me dejó boquiabierta, me parece muy poético, muy medido y a la vez emocionante. Sin embargo, en ocasiones lo encuentro muy relamido, como cuando describe obras de arte moderno, me parece tan ridículo como las propias instalaciones que describe admirado”
“A mí me parece pedante y artificial, es demasiado cerebral, echo en falta más sentimiento, visceralidad. Se propuso escribir la gran novela americana sin importarle un carajo el lector y le salió un manual de literatura moderna”

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