“En esta novela, un Norman Mailer en su mejor momento emprende una búsqueda implacable entre los recovecos y virtudes ocultas del americano moderno: rara vez se han explorado tan a fondo las paradojas del machismo y la homosexualidad”, concluye la contra de la edición que leímos de Los tipos duros no bailan. Como es la única novela de Norman Mailer que conocemos, no nos atrevimos a discutir si el autor estaría o no en su mejor momento, pero eso de “las paradojas del machismo y la homosexualidad” lo tratamos bien a fondo: “Se equivocaron al escribir esta contraportada, ¿seguro que habían leído el libro?”
Alguna vez tenía que suceder que comenzáramos la sesión hablando de la contra del libro del día. Como faltaba el novelante que propuso la novela, el arranque fue más difícil de lo habitual. Pero, por una vez, hubo unanimidad al valorar lo que habíamos leído, a todos nos encantó: “Es una novela dinámica, muy bien escrita, muy bien narrada, la estructura no se nota nunca, aunque ahí esté.”
Personajes que parecen de relleno y luego resultan ser clave en la trama, un policía simpaticote que acaba revelándose el más canalla de todos, rubias peligrosas que terminan expiando sus pecados en la Ciudad del Infierno y una reina italiana que se lleva, tras mucho penar en vida, el gato al agua, o sea, al protagonista, que se pasa trescientas páginas desorientado y necesita que venga su padre a sacarlo del atolladero. El día de La invención de Morel nos dedicamos a dar un repaso a la ciencia ficción; en esta ocasión, fuimos descubriendo que nos encontrábamos ante una novela negra. “Vais hablando y me vais dando las claves del género”, nos dijo un novelante que apenas había empezado la novela. “Es verdad, debe de ser que nunca asocio lo que leo a un género”, o quizá fuera que nos cegó el nombre del autor, Mailer, Mailer, Mailer, por encima de cualquier otra consideración.
Otra clave de esta novela negra: “La ciudad es un personaje más.” Provincetown, “qué nombre, parece inventado", "lo busqué en Google, nunca había tenido tantas ganas de ver el lugar en el que transcurre una novela”. Es que Los tipos duros no bailan también es muy cinematográfica, “la visualización es perfecta”. Mailer fue guionista de cine, eso lo explicaría. Y los cómics, ¿le gustaban? Lo que es seguro es que a los cómics les gusta Mailer. Las historias de piratas de Spirit quizá le sirvieran de inspiración, no lo sabemos, pero sin duda Constantine, protagonista de Hellblazer, le debe mucho a Mailer. La cita con la que cerramos esta entrada lo demuestra. En homenaje al novelante ausente, fumador empedernido, que nos sugirió esta novela, ahí va el fragmento con el que lo recordamos:
Yo solía decir que es más fácil renunciar al amor de tu vida que dejar de fumar, y lo cierto es que estaba convencido de la verdad de esta afirmación. Pero un buen día del mes pasado, hacía de eso veinticuatro días, mi mujer me dejó. Hacía veinticuatro días. Y aprendí algo más acerca de lo que es estar dominado por un vicio. Tal vez seas más fácil renunciar al amor que al humo, pero cuando se trata de decir adiós a una relación de amor-odio, diantre, que se acabe tu matrimonio puede ser tan duro como dejar la nicotina, e incluso provoca una sensación muy semejante, porque puedo asegurar que al cabo de doce años había llegado a odiar el tabaco casi tanto como a una esposa amargada. Incluso la primera calada de la mañana (que por el extático placer que me daba me había parecido en otro tiempo la prueba más patente de la imposibilidad de dejar de fumar) se había convertido en una serie de toses convulsivas. Únicamente quedaba el hábito, pero éste es siempre una firma estampada bajo la última línea de tu alma.
Norman Mailer, Los tipos duros no bailan
1 comentario:
Joder y tanto que era cineasta, rodo varias peliculas, entre ellas una adaptacion de "Los tipos duros no bailan" con Ryan Oneal de protagonista (el prota de barry lyndon) y la italiana es la isabella rosselini. La pelicula es, curiosamente, mala a rabiar, pero mala mala, parece de serie Z. Luego pude ver otra pelicula experimental (MAIDSTONE) donde se interpreta a si mismo como candidato a presidente del gobierno (tan experiemental q durante unas improvisaciones un actor le abre la cabeza con un martillo al propio mailer, y lo ves tal cual en la pelicula) Tambien muy mala. En criticas a peliculas denota ser un gran conocedor de la historia del cine y de la cinefilia.
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