martes, 4 de noviembre de 2008

11 de noviembre: Memoria de la realidad


"En español, son infrecuentes y aún rarísimas las obras de imaginación razonada. Los clásicos ejercieron la alegoría, las exageraciones de la sátira y, alguna vez, la mera incoherencia verbal; de fechas recientes no recuerdo sino algún cuento de Las fuerzas extrañas y alguno de Santiago Dabove: olvidado con injusticia. La invención de Morel (cuyo título alude filialmente a otro inventor isleño, a Moreau) traslada a nuestras tierras y a nuestro idioma un género nuevo. He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta." Lo dijo Borges es su prólogo a La invención de Morel y no seremos nosotros quienes se lo discutamos.

La invención de Morel, un clásico de la literatura latinoamericana, es quizá la obra más famosa de Adolfo Bioy Casares; su protagonista, un fugitivo sentenciado a cadena perpetua por "un error de la justicia" que huye a una isla desierta y, asustado por la sorpresiva música de un fonógrafo y la súbita aparición de un grupo de personas, debe ocultarse en los pantanos para no ser descubierto. ¿Pero era necesario esconderse?

En la imagen, la portada de la primera edición de la novela, que Bioy Casares dedicó, por cierto, a Borges. Ellos se lo guisan... Y así comienza:

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. El verano se adelantó. Puse la cama cerca de la pileta de natación y estuve bañándome, hasta muy tarde. Era imposible dormir. Dos o tres minutos afuera bastaban para convertir en sudor el agua que debía protegerme de la espantosa clama. A la madrugada me despertó un fonógrafo. No pude volver al museo, a buscar las cosas. Huí por las barrancas. Estoy en los bajos del sur, entre plantas acuáticas, indignado por los mosquitos, con el mar o sucios arroyos hasta la cintura, viendo que anticipé absurdamente mi huida. Creo que esa gente no vino a buscarme; tal vez no me hayan visto. Pero sigo mi destino; estoy desprovisto de todo, confinado al lugar más escaso, menos habitable de la isla; a pantanos que el mar suprime una vez por semana.

Bioy Casares, La invención de Morel

Más sobre Bioy Casares en:

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yuju, uno que me he leido!!
Además uno que me ha gustado mucho!
A ver qué pasa en la tertu, habrá resumen de lo que comenteis?

Novelantes dijo...

Claro que habrá resumen para los que no puedan acudir (sólo pinchamos con Billy El Chispa), ¡pero la invitación a venir siempre está ahí!

MidnightAllDay dijo...

Uf, pues mira que yo tenía ya el libro localizado; pero al final estoy trabajando de nuevo en finde (mis esperanzas quedan depositadas en el que viene, a ver si hay más suerte) y tengo una semana cargadita por delante. Así que no voy a poder ir (no creo que tenga tiempo de leérmelo tampoco). Y que conste que la decisión la había tomado antes de ver una nueva alusión al gran Shakespeare por tan mal nombre... ;)

Anónimo dijo...

¡¡¡Ánimo, Midnight!!! A mí también me está gustando el libro, y mira que no lo veía claro ("imaginación razonada", qué miedito). No dejes de leerlo

Anónimo dijo...

Vale, de acuerdo. The great playwright Sir William Sparkle.
¿Mejor así?