jueves, 27 de enero de 2011

Sobre el 11 de enero: Vargas Llosa


Dos nuevos novelantes (¡bienvenidos!) nos trajo Vargas Llosa. Claro que creían venir a una conferencia y se encontraron con nosotros… Fue sólo uno más de los despropósitos que acumuló la sesión más loca que recordamos: una camarera despistada, unos clientes aprovechados, novelantes atemorizados por la imprevista reaparición de la dueña del Valentina en nuestra nueva base de operaciones… Y, mientras tanto, los bocatas no llegaban y la sesión no arrancaba. Hablamos mucho de lo raro que era el día y un poquito sobre La tía Julia y el escribidor, que, en realidad, pocos habíamos leído:

Folletines y parábolas

“No la he acabado, me ha confundido. Se le nota demasiado que lo escribe para divertir y entonces no me divierte”

“La única explicación que le veo es que confronta los folletines de Camacho con su propia historia, que es folletinesca: se casa con su tía, con su prima, su padre lo persigue con un revolver… Engarzar el folletín de su vida con los de Pedro Camacho me parece un gran hallazgo, sólo eso justifica ya la novela, lo que no entiendo es por qué se empeña en contar su vida de forma tan aburrida, la parte de Varguitas es muy plana, sobre todo al final, yo creo que es algo buscado, pero no sé por qué”

“Nunca llegas a entender el porqué de su enamoramiento de la tía Julia”

“Es que no lo explica, los personajes son muy planos en esa parte. Los únicos que me gustan, aparte de Camacho, son los Genaros”

“Y en la otra parte, la de los folletines, son tan esperpénticos… No te crees nada en la novela”

“No tiene nada de profundidad”

“A mí me parece una parábola sobre la literatura, una reflexión sobre su naturaleza, enfrenta la alta literatura y la literatura popular. El autor de los folletines habla de Balzac y luego él mismo realiza en sus seriales saltos de personajes, un recurso propio de la alta literatura, al que acuden el mismo Balzac o Faulkner… Pero, claro, trasladado a los folletines es otra cosa”

Universo Vargas Llosa

“Quizá tenía unas cuantas historias ya escritas folletinescas y le apeteció hilarlas, pero, para mí gusto, se le va la mano, debería haber puesto menos historias, la historia de su vida queda demasiado alargada”

“No he leído este libro, pero los oigo hablar y voy relacionando lo que conozco del universo de Vargas Llosa con lo que dicen. En su juventud escribió folletines para sus compañeros de la academia militar, como cuenta en La ciudad y los perros. La estructura de historias paralelas la ha empleado muy habitualmente, en Conversación en la catedral, por ejemplo, que está muy bien estructurada. En La guerra del fin del mundo también lo hace o en La fiesta del chivo, que cuenta la historia de Trujillo a la vez que la de una chica que resulta ser la hija del primer ministro caído en desgracia con el dictador. Travesuras de la niña mala está menos conseguido, intenta contar una historia de 80 años en una breve novela y los personajes resultan estar vacíos”

“Igual que en esta novela”

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